“¡Qué no se vayan los años!”, es la frase que irrumpe en medio del salón, rompiendo la concentración con que el grupo sigue las instrucciones del profesor de baile. Los aplausos y risas de aprobación surgen espontáneos, como ellas mismas. La música y los pañuelos al viento, hacen el resto y quien escucha sin observar, puede imaginar que se trata de un grupo de bulliciosas adolescentes.
La sorpresa, entonces, surge con naturalidad, al recorrer el salón y ver en medio de él a 15 mujeres que superada la barrera de los 70, están dispuestas a continuar disfrutando lo que consideran sus mejores años.
Las mujeres pertenecen al Club Nuestra Señora del Pilar de Loncomilla, y apoyadas por la Sucursal Linares del INP, participan en un taller de baile, que explican les ha llenado la vida. “Me siento como más rejuvenecida, he sido capaz de hacer muchas cosas que antes no hacia y por eso, sostengo, que no se vayan los años” comenta Edicta Weston, de 77 años.
También rejuvenecida, se siente Lalfa Bustos de 82 años, “con el taller parece que me he rejuvenecido, es una muy buena experiencia, uno hace contacto con otras personas, se ríe, conversa”.
Cerca suyo y con una vitalidad que no denota más de 60 años -cuando en realidad tiene 85-, Marta Obrador, termina de bailar su segunda cueca. “Me conservo joven y bien gracias a la gimnasia y todas las actividades que realizo. Encuentro el taller muy agradable, porque uno sale de la casa, de la rutina que no le hace bien a nadie, conoce nuevas amistades y comparte. Bailar me ha gustado toda la vida, pero mi marido no me acompañaba mucho, ahora estoy feliz, nadie me controla, disfruto y lo paso regio”.
Como ellas, el resto de las integrantes sienten que su taller de baile constituye una valiosa alternativa para dar un nuevo impulso a sus vidas, para abrir puertas que parecían cerradas y para emprender de nuevo la aventura de vivir a concho los años dorados de su existencia. “Agradecemos al INP que pensó en nosotras y nos permitió tomar parte en este taller, porque a estas alturas de la vida, uno difícilmente piensa que puede participar en cosas como estas”, concluye Armida Alé de 70 años.