Todo buen conductor sabe que los reglamentos del tránsito están para respetarlos, pero, qué pasa al momento de aprender estas normas de tránsito al volante, pues es mi aprendizaje el que contaré. Primero ¿Por qué me inscribí? Por desafío, tiempo y dinero, ¿cuál escuela elegir? La misma que años atrás, tomara mi señor esposo cuando era Automóvil Club de Chile, hoy Escuela de Conductores Automóvil de Curicó, ya que la anterior terminó y el personal se asoció para continuar. Las primeras cinco clases teóricas estuvieron a cargo de una profesora con labios duros por la experiencia; y las siguientes doce a cargo del profesor práctico Don Rigoberto Guerrero A. nacido en la costa, casado, un hijo y con buenos frenos incluidos en los nervios. Ellos serán parte de lo que espero se transforme en la anhelada Licencia de Conducir, clase B, ya que tengo la hora o la terrible hora. El día miércoles primero de febrero a las 10:30.

Primera clase “al volante”
Saludo de rigor, un lindo paseo con escuetas instrucciones, porque en realidad para qué más. Él comienza manejando, - yo llevo el auto y tú te lo traes -, llegamos a un lugar con tránsito leve y en doble vía, cuando sin problemas se dirige a mi – ya Susan te toca a ti-. Cambiamos asientos y empecé colocándome el cinturón por el lado derecho (me pasó dos veces) y me dice - mira por el espejo retrovisor interno y externo derecho y vamos-. - Mira por aquí mira por allá -, -Viene un auto -, - sí después vendrán muchos más- me comunicó. Para mi una calle de doble vía era algo normal como transeúnte, pero dentro de ese auto que no es tuyo, bonito y nuevo; con una que no sabe manejar y aunque pagues, que te lo entreguen tan fácil. Me hizo recordar a mi progenitor y de todos los “no” que recibí para que me prestase su camioneta bonita pero vieja.
Como en un caballo
-¡chucha!-, -Ya…-, -perdón no me di cuenta-, -doble a la derecha- y uno señaliza a la izquierda, son parte del día a día de un instructor. El me decía -no vamos a chocar porque yo también tengo pedales-. Son cosas que no fueron asimilables de buenas a primeras. En el intertanto el profe se pone nervioso y por ahí me ayudó a girar el manubrio. A esas alturas, ya no escuchaba y actuaba sin la instrucción dada y así milagrosamente, crucé casi de extremo a extremo mi ciudad. “En Curicó todos los signos Seda el Paso, son Pare”, dicho en la clase teórica. No lo recordé y aunque hubiera querido. Cuando terminó la clase me bajé con la sensación de cuando uno deja la escoba, veo a mi profesora teórica y me renace el orgullo y con mucho ímpetu me bajo, como si lo hubiera hecho regio y con ataque de risa que parecía sacada de casa orates. Clases más tarde supe que el profesor manipuló todo, para que a una crea que va solita manejando.
Las esquinas, el eje central, las vueltas…
Las esquinas, que eran para mí como peatón, ahora son cruces o intersecciones, ya que es lo técnico, decir que la colisión ocurrió en la última, nos ayudará a que si tenemos la culpa, “no cavemos nuestra propia tumba”. Además, te encuentras con alumnos de otras escuelas de manejo y el profe o Rigo, me dice – tranquila, signo pare, mira ahí está la competencia - Mientras yo pienso, que no me joda el embrague y sus saltos pongo primera y acelera….despacito. - Bien Susan, vez que es fácil…- Pasé esa según los requerimientos ajenos.
Los choferes de taxis y/o colectivos amos y señores de la calle, disfrutan con tocar la bocina para colocar nervioso al aprendiz, o en un acto más audaz te adelantan traspasando el eje central continuo a la izquierda de este. Los peatones, también son o somos especiales, eso que se suelte tu hijo en medio de una calle lo vi, como también fui testigo de la arrogancia y miedo de los pares.
Tienes que ser responsable…
Pasaron los días, aún con problemas en los cruces, en los espejos, por ahí un disco pare que apareció de repente.
Para relajarse en la tarde fuimos con mi esposo y unos amigos a ver un documental y bebimos unas chelitas, cosa no declarada en el juramento de no consumo de alcohol, drogas o estupefacientes. Y llamo a Rancagua a mi padre, le comento que estoy aprendiendo a conducir - uno tiene que ser responsable y no vayas a atropellar a alguien- etc. Ahí comprendí dos cosas, primero que mi papá, es un buen papá y segundo que pucha que es cuático. Además uno no es que le lleve contadas sus irresponsabilidades, pero en más de algún momento me asustó con sus “responsabilidades” sobre todo en carretera. Mejor lo llamo cuando ya tenga en poder la tarjetita.

Aún me faltan algunos ajustes
Hoy terminé, según mi profesor, estoy apta en común acuerdo para conducir.
Recomiendo la escuela, está ubicada en la calle (de una vía) Prat nº 104 su fono es 311156 y si te toca con el Rigoberto, sé amable, él es paciente y un buen profesor, total hace referencia al slogan “aprenda a conducir en la mejor escuela de conductores”.
Ah, me olvidaba de su “pelotita de mano” que apretó en más de una ocasión diciendo varias veces mi nombre – Susan , Susan, Suuusaaan -.