¿Azar o habilidad?

29 Mayo 2006
Una mañana de juego en las supuestas máquinas de habilidades que inundan Curicó.
Guillermo Bustamante >
authenticated user Corresponsal
Me considero una persona con bastantes habilidades, muy buena coordinación así como también motricidad fina y gruesa, pero aún así no pude con las “máquinas de habilidades” que repletan gran parte de los negocios de Curicó.
Cuando la semana pasada conversé con una colega sobre este tema me di cuenta que nuca había medido mis habilidades en estas máquinas. Por largas horas, observé como auxiliares del Terminal de Buses de Concepción desperdiciaban su dinero y ganaban tarde mal y nunca. Yo no me atrevía, porque me daba cuenta que es adictivo.
Sacándome todos los prejuicios de encima, me dirigí decidido a probar mis habilidades, pero me di cuenta que sólo era necesario mover una palanca o apretar un botón, casi lo mismo que hacer para jugar en una de las máquinas tragamonedas de un casino.
No me importo. Deposité ansioso mi primera moneda. Apreté el botón lleno de fe y seguro de mis habilidades. Un montón de monedas se movieron, pero ninguna salió por la ventanilla. ¡Chagos!
Casi automáticamente volví a apostar y se repitió el mismo procedimiento. Gasté mil doscientos pesos y no gané nada.
Cuando decidía abandonar mi incursión, con mi ego por el suelo y mis bolsillos vacíos, se me acercó un niño de no más de 10 años y me preguntó si iba a desocupar la máquina. No había terminado de contestarle cuando ya había metido su moneda y apretado el botón.
Mi sorpresa fue grande. El niño ganó cerca de dos mil quinientos pesos. En ese momento me sentí morir, no entendía como un niño podía tener más habilidad que yo, así que le pregunté cuál era la técnica para ganar.
Me miró y se sonrío. Me dijo “tío lo que tiene que hacer es esperar y jugar siempre en las máquinas en las que alguien haya jugado antes…es pura matemática”.
Su respuesta y mi experiencia confirmaron mi suposición: son juegos de azar.
Foto: digital