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Fuertes bajas de temperatura se esperan para este fin de semana en el Maule

16 Julio 2011

Pese a que en los últimos días las temperaturas remontaron gracias al frente de lluvias los termómetros volverán a bajar. Es que este invierno es el más frío de los últimos 15 años, lo que permite prever posibles efectos en la agricultura.

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El intenso frío que ha afectado a los maulinos esta temporada es más que una mera sensación. Vivimos el invierno más helado de los últimos 15 años, con temperaturas mínimas que incluso podrían ser aún más bajas en los próximos días. Las consecuencias no sólo la viven las personas, sino que impactan sobre la más importante actividad económica de la Región del Maule: la agricultura.

La masa de aire polar despidió junio y dio la bienvenida a julio, con temperaturas que bajaron hasta los 4,2 grados bajo cero en Talca y - 4,8 en Curicó,  según registros del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología (CITRA), dependiente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca.

Para el agroclimatólogo del CITRA, Patricio González, una de las características de este fenómeno es que las temperaturas mínimas del último episodio de frío se produjeron alrededor de las 8:00 horas y fueron de larga duración, es decir, se prolongaron hasta por 11 horas. “Los datos indican que este invierno ha sido el más frío de los últimos 15 años en la Región del Maule”, afirma.

De acuerdo a su análisis, esta situación se asocia con el déficit de lluvias, que bordea un 40 por ciento en Talca y 50 por ciento en Curicó.

Resabio de La Niña

Un factor adicional es la transición de un evento de La Niña, que está en su fase de término, pero aún ejerce influencia. “Este fenómeno terminó en junio pero, cuando la atmósfera ha absorbido el descenso de la temperatura del océano, ese frío persiste un mes o un mes y medio en forma adicional y se traduce en onda polar. Por eso también hemos tenido bajas temperaturas”, explica el académico.

A eso se suma que julio es el mes más frío en Región del Maule, con un récord histórico de 7,5 grados bajo cero, en 1969. “Dado esto, hay posibilidades de que este año las temperaturas sigan descendiendo”, advierte.

Todo este panorama resulta amenazante para algunos cultivos. “Para las hortalizas esta situación significa un riesgo de daño altísimo, lo que se traduce en un riesgo mayor para los invernaderos de tomate, que comienzan justamente en esta época. Los productores hacen grandes inversiones para tener tomate en septiembre y obtener buen precio, pero con tres grados bajo cero, los invernaderos no son suficiente para proteger las plantas”.

Calefactores

Según el profesor González, una forma de contrarrestar esta amenaza es adicionar algún tipo de calefactor que proporcione calor cuando la temperatura descienda de esa temperatura,  aunque la utilización de un mecanismo de este tipo eleva los costos, “pero cuando se trata de salvar una inversión de varios millones, es aconsejable hacerlo y, en lo posible, utilizar algún tipo de calefactor que lance aire caliente”, sostiene.

El experto en agroclimatología estima que las heladas cercanas al cero grado podrían extenderse hasta comienzos de octubre. “En agricultura se denominan heladas tardías y podrían afectar a la viticultura que entonces ya está con sus primeros brotes. Basta con una hora de una helada de cero grado para producir una pérdida sustancial, lo que también ocurre en manzanos y peras”, observa.

Por su parte, el profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias, Jorge Retamales, especialista en fisiología de frutales, sostiene que el frío de invierno no debería afectar a estos vegetales, puesto que en este periodo “están en un proceso de dormancia o receso, en el cual baja el funcionamiento de las plantas y, luego ve botar la hoja, se empiezan a acomodar para resistir bajas temperaturas”.

Sin embargo, aclara que el frío comienza a ser un problema a partir de agosto o septiembre, momento en que habría un mayor riesgo por heladas en la mayor parte de los frutales. “Los que más sufren son los limones, naranjos, paltos, que mantienen la hoja porque no entran en una dormancia, y mantienen tejidos tiernos expuestos a bajas temperaturas. Son frutales que industrialmente no se producen acá pero las heladas podrían afectar a los que se encuentran en  casas o jardines, al igual que a las plantas ornamentales que mantienen sus hojas. Las que las pierden, experimentan un proceso de adaptación que las protege”, precisa.

Reloj biológico

“Las plantas tienen como un reloj biológico. Van acumulando horas de frío bajo cierto umbral de temperatura. Si hace demasiado frío, esas horas se completan muy pronto y, si hay temperaturas altas durante el día, las plantas pueden comenzar a brotar. Si en estas condiciones se producen heladas en la noche, parte de los tejidos tiernos se pueden dañar”, argumenta el profesor Retamales.

El académico comparte también con su par Patricio González la recomendación de adicionar calor en las plantaciones y añade que otra forma de proteger es el uso de riego por aspersión. “Las plantas quedan como estructuras congeladas, pero sus tejidos no experimentan daños”, acota.

Existe además la opción de mezclar el aire, de modo que el más caliente, que sube y por lo tanto se aleja del suelo, se mezcle con el aire frío y se pueda así mejorar la condición térmica para las plantas, según detalla Jorge Retamales.

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