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Rangers: Ya no es crisis, es tragedia

17 Noviembre 2014

Ni el más pesimista de los piducanos imaginaba un escenario como el actual, un Rangers luchando por no descender.

Juan José Alfaro >
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La llegada de una nueva fecha del torneo es una mezcla de esperanza y miedo, terminada la misma la esperanza emigra y el miedo se transforma una vez más en decepción. La paupérrima campaña de los rojinegros ha hecho trizas el discurso con que los nuevos regentes piducanos buscaban reencantar al público talquino, que había separado aguas con los antiguos dueños, sin embargo los dirigentes locales no han dado el ancho, y sus decisiones nos tienen transitando un angosto camino, lleno de dudas, amargura y frustración en grado máximo.

No basta haberse calzado una camiseta rojinegra durante buena parte de la vida, para ser un buen dirigente, el histórico derrotero de los antiguos regentes piducanos, nos enseñó que ser hincha de Rangers requiere de paciencia, dosis excesivas de tolerancia y una fuerte dosis de masoquismo, todo sustentando por decisiones, que en un alto porcentaje condenan a Rangers a mirar la tabla de posiciones con un nudo en la garganta.

Cuando se conforma un plantel profesional, se expresa una idea, se muestran intenciones, y se dejan avizorar las habilidades de los dirigentes, la contratación de tal o cual jugador, más que sumar fuerza al grupo, expresa un modo de actuar, es una especie de premonición, que suele tener alto porcentaje de certeza.

Muchas son las explicaciones que tratan de ponderar la actual crisis deportiva de los talquinos, la más usada dice relación con la conformación tardía del plantel, pero mucho peor que ello fue la premura con que se contrató jugadores con menguados currículums y en otros casos, jugadores que lograron su firma luego de un periodo de prueba, la historia centenaria de Rangers no se condice con la improvisación, se puede improvisar un discurso, pero no el propósito de las palabras.

Las fuerzas básicas de los rojinegros se transforman sin quererlo en la primera línea de fuego, quién más que quienes sienten la camiseta pueden defenderla mejor, dicen los hinchas menos reflexivos, como si la capacidad de revertir una magra campaña, fuera cosa de poner en cancha a 11 jóvenes que no han terminado su proceso de formación.

La llegada de Carlos Rojas a la banca piducana no ha logrado el efecto buscado, peor aún, ha agudizado un proceso de declive que nos tiene a las puertas del descenso, el efecto anímico que suponía el arribo del nuevo estratega no fue tal, por tanto se hace perentorio buscar causas más profundas que el dibujo táctico, aquí hay signos de un estado mental frágil, e incapacidad de rescilencia.

El margen de error se ha corrido tantas veces de su posición, que ya no queda frontera, del otro lado solo está el abismo. Ojalá exista dentro de la dirigencia la capacidad para navegar un barco bajo la tormenta, asumir riesgos sin pensar en los costos, sino en el fin mismo, que es situar a Rangers donde se merece, que no es otro sitio que el primer lugar.

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