En este momento pienso algo que la naturaleza bien conoce: que el ser humano no siempre permite que alguien nazca. Su desconfianza ?en? el bien le lleva a ello. Si yo nací a la Tierra, como sabéis, no fue, ni mucho menos, por la desconfianza de nadie, sino por la buena voluntad que hizo que naciera para alguien que angustiado se encontraba. Yo escuché tal deseo y aquí estoy, alegremente. Hay que celebrar la buena voluntad de quien hizo que naciera. Lo que más agradezco al buen hombre, el del pelo blanco como la nieve de las altas montañas, es mi nombre: soy Amelie. ¡Qué nombre más bonito tengo! Es tan bonito que me llamo a mí misma. Cuando las hojas del bosque pronuncian mi nombre, siento que nací y, si cupiera, sin nacer, que puedo amar. Mi nombre es como una cascada burbujeante, deseando no dejar de amar. Creo que los humanos son complicados, con eso del amor, del quererse.
COMENTARIO
Los hombres deberían respirar su paternidad con la misma facilidad que la montaña acoge el amanecer de cada día. Mi padre no sabe lo que es esto. Suerte que mi amigo quiso que naciera. De esta manera, mi padre tuvo la ocasión de sentirse padre por ?primera? y segunda vez.
Lo que ?no? es ningún cuento es que muchos sientan que no tienen padres, aunque duerman en la habitación de al lado. El padre está en las nubes, como se dice en algunos [email protected][email protected]
En este momento pienso algo
En este momento pienso algo que la naturaleza bien conoce: que el ser humano no siempre permite que alguien nazca. Su desconfianza ?en? el bien le lleva a ello. Si yo nací a la Tierra, como sabéis, no fue, ni mucho menos, por la desconfianza de nadie, sino por la buena voluntad que hizo que naciera para alguien que angustiado se encontraba. Yo escuché tal deseo y aquí estoy, alegremente. Hay que celebrar la buena voluntad de quien hizo que naciera. Lo que más agradezco al buen hombre, el del pelo blanco como la nieve de las altas montañas, es mi nombre: soy Amelie. ¡Qué nombre más bonito tengo! Es tan bonito que me llamo a mí misma. Cuando las hojas del bosque pronuncian mi nombre, siento que nací y, si cupiera, sin nacer, que puedo amar. Mi nombre es como una cascada burbujeante, deseando no dejar de amar. Creo que los humanos son complicados, con eso del amor, del quererse.
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Los hombres deberían respirar su paternidad con la misma facilidad que la montaña acoge el amanecer de cada día. Mi padre no sabe lo que es esto. Suerte que mi amigo quiso que naciera. De esta manera, mi padre tuvo la ocasión de sentirse padre por ?primera? y segunda vez.
Lo que ?no? es ningún cuento es que muchos sientan que no tienen padres, aunque duerman en la habitación de al lado. El padre está en las nubes, como se dice en algunos [email protected] [email protected]