Alfonso es un profesional que vive en Talca hace algunos años, le gusta el arte, específicamente la pintura porque a través de ella puede expresar sus emociones ocultas. La mayoría de las veces dibuja mujeres distorsionadas, surrealistas, para que las personas perciban algo pero no lo noten con claridad.

A temprana edad se dio cuenta que se sentía una niña, a pesar que racionalmente sabía que era un niño. Alfonso desde que tiene uso de razón que siente que tiene su lado femenino más desarrollado que lo normal. A él nunca le gustaron los juegos de hombres pero se sentía cómodo con actividades femeninas. "Le sacaba las muñecas a mi hermana sin que ella se diera cuenta y cuando mi papá me veía yo jugaba a la pelota para que se sintiera orgulloso, en el fondo era como estar actuando", nos contó Alfonso.
Pero hubo un momento clave en su vida en el que se dio cuenta de su condición. Cuando era pequeño todos los fines de semana él viajaba a ver a sus abuelos junto a su mamá y a su hermana, sin embargo en una ocasión sucedió algo que lo dejo perplejo, cuando el asistente del bus pasó a cobrar los boletos, algo le sucedió, fue exactamente cuando lo miró a los ojos y se dio cuenta que algo le ocurría. "Sentí una sensación muy rara, me puse nervioso, fue una emoción, algo difícil de explicar, fue como si hubiese sentido una exploción en el pecho, inmediatamente supe que era porque me había gustado y que me atraía como hombre".
Desde ese instante Alfonso supo que le gustaban las personas de su mismo sexo, pero sabía que no podía ser. Esa sensación despertaba cada vez que veía a un chico lindo el que le atraía y gustaba, pero no quería aceptar su condición porque se sentía culpable.
Esta situación perduró durante años hasta que empezó a aislarse, dejó de juntarse con niños para no sentir atracción por ellos. Alfonso se transformó en una persona solitaria, sin amigos y sin una vida normal porque estaba permanentemente atormentándose por lo que le sucedía.
Hasta que llegó el momento en que entró a la universidad, "acá concientemente tomé la decisión de cambiar y aceptarme porque me di cuenta que a pesar de haber tratado insistente de cambiar no lo había logrado, al contrario, llevaba una vida triste y solitaria". En ese momento Alfonso asumió que era gay.
A través de Internet empezó a conocer amigos con inquietudes similares, de esta forma conoció a su primer pololo con quién se atrevió a conocer el amor. Empezó a ir a fiestas gay y a conocer ese mundo, sin embargo cada vez que compartía con esas personas sentía que era diferente.
A los 17 años Alfonso se asumió gay, sin embargo le ocurría algo bastante singular. "Me di cuenta que a medida que pasaba el tiempo mi cuerpo se seguiría masculinizando y eso me molestaba y me deprimía, yo me siento mujer y no quería tener un cuerpo de hombre". Mencionó además que "en la etapa de pubertad yo no quería que mi cuerpo cambiara, básicamente me molestó que me salieran bellos y barba al punto de sentir vergüenza.
Alfonso se dio cuenta que no se siente gay, más bien se siente mujer, "yo pensaba que eso significaba que estaría condenado a ser un travesti, osea simplemente un hombre vestido de mujer, hasta que por Internet encontré una página donde hablaban de personas que a pesar de haber nacido en un cuerpo se sentían parte de otro".
¿Eso se llamaba transexualidad?
- "Sí, fue la primera vez que escuché esa palabra, me produjo alegría y sentí esperanza porque me di cuenta que existían procedimientos médicos y estéticos o quirúrgicos para lograr la armonía entre mi cuerpo y mi mente".
En el caso de Alfonso su cuerpo biológico es de un hombre, sin embargo desde siempre supo que era mujer. Por este motivo piensa en transformar su cuerpo, de hecho estudió una carrera rentable para poder realizar las operaciones que involucran cambiar su cuerpo, en general hablamos de millones de pesos.
"Ahora cuando entre a trabajar lo primero que voy hacer es ir a un siquiatra que es la única persona que te puede dar un diagnóstico de transexualidad. Luego iré al endocrinólogo para iniciar el tratamiento hormonal, que después de aproximadamente un año me dará cambios físicos visibles, básicamente redistribución de la grasa corporal, se acentúa la cintura, se desarrollan las caderas, se desarrollan los senos y la cara cambia los rasgos tornándose más femenina, luego puedo pensar en la operación que es más radical para cambiar mi sexo", nos explicó Alfonso.
En Chile varias personas realizaron este cambio trascendental en sus vidas, también hay agrupaciones con personalidad jurídica para amparar a los transexuales y apoyarlos en su proceso.
Alfonso hoy se siente tranquilo y está ordenando sus prioridades porque sabe que es un proceso largo, en tres años más el podría culminar este proceso de transformación y ser realmente lo que és, una mujer.