Sobre las elecciones y el voto voluntario

Sobre las elecciones y el voto voluntario

14 Noviembre 2012

La abstención real e histórica de Chile siempre fue de un 40 a 45 %. En definitiva no hay que rasgar vestiduras ni tirarse al precipicio por lo sucedido en la última municipal.

Francisco Sanz >
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Ha pasado varios días de la elección municipal y hemos observado todos los análisis y comentarios del debut del Voto Voluntario. Algunos a favor, otros en contra y otros ocupándolo como un chivo expiatorio, pero sin embargo todos los comentarios concluyeron con una gran suposición “la alta abstención nadie la esperaba”.

Ante tan revelador análisis no puedo adherir, ni menos compartir. Para mi entender, la abstención del 55% (aproximadamente) no se descubrió el domingo 28 de octubre de 2012, por el contrario la abstención se viene dando desde los noventa y reventó este año.

A que me refiero, simple: desde los noventa que la juventud dejó de inscribirse en los registros electorales, es decir Voluntariamente se abstuvieron de participar de toda elección democrática del país, esto llego a tal nivel que 5 millones y medio de chilenos en edad de votar no ejercían ese derecho. Pues bien, una simple suma y resta nos da que tan solo 7.5 millones de chilenos votaban sobre un potencial de 13.5 millones, en consecuencia, la abstención real e histórica de Chile siempre fue de un 40 a 45 %. En definitiva no hay que rasgar vestiduras ni tirarse al precipicio por lo sucedido en la última municipal.

Hoy el voto voluntario, que a mi entender, siempre fue “voluntario” al tener la opción libre y soberana de inscribirse o no para ser parte de la “casta” votadora del país, solo viene a cambiar que ahora todos, automáticamente, podemos ser votantes y elegir de que elección participamos. De este simple pero potente cambio, no se puede sacar como conclusión primaria la “alta abstención” -pues como dije, Chile ya estaba en este proceso inhibitorio- La verdadera transformación que produjo el voto voluntario, no es un cambio, sino todo lo contrario, es un rompimiento, un barrido o un quiebre en el mapa electoral de Chile.

El verdadero aporte de este nuevo sistema es que ya nunca más se contará con un padrón electoral estable y predictivo, ya no se sabrá más que comuna es de esta tendencia o de esta otra y que sector o barrio es un bastión de una ideología en particular. Hoy Chile es un padrón electoral abierto, poco predictivo y que tiene la voluntad para asistir o no a una elección y con ello derribar o catapultar a candidatos. Si hoy hubo una abstención de 55%, en una próxima elección tan solo basta que esa inhibición baje a 50% o a un 45% para que de un solo golpe entren un millón de votantes. En definitiva, hoy los candidatos y sus partidos no tienen un factor predictivo, no cuentan con leales clientes que sí o sí iban a votar, hoy al contrario, los candidatos tienen que convencer, gustar, agradar e inspirar para no solo recibir un “si yo, lo apoyo” sino también conseguir el compromiso que el día de la elección ese votante se levante a sufragar. Hoy los votantes tenemos el poder, en buen chileno: “tenemos el sartén por el mango”.

Francisco Sanz Abad

MBA, Ingeniero Civil Industrial