¿Cómo afrontar el nuevo año escolar cuando se es repitente?

¿Cómo afrontar el nuevo año escolar cuando se es repitente?

04 Marzo 2015

Especialista de la Universidad del Pacífico entrega algunos consejos tanto para el alumno repitente como para su familia

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“El retorno a clases debe ser paulatino y luego de haber hecho una revisión de las variables que pudieron haber afectado en la repitencia”. Esa es la primera recomendación de la docente de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Guila Sosman, para quienes no solo se enfrentan a un nuevo curso y a nuevos compañeros, sino también muchas veces el estigma de ser el repitentes.

Todo eso y más, hace que los primeros días de clases no sean fáciles, pero la experta indica que es importante considerar que la repitencia no es un problema solo del que repite, sino también de la familia y del colegio. “Por lo mismo, luego de evaluar las causas de la repitencia, lo ideal es buscar soluciones conjuntas, sin estigmatizar ni castigar al repitente. Si la repitencia se debe principalmente por la falta de hábitos de estudio, el estudiante podría aprender y practicar adecuados hábitos antes de entrar a clases e idealmente junto con la familia, la cual apoye en la organización de este proceso”, sugiere.

Y es que es importante percibir la repitencia como una responsabilidad compartida, ya que así se puede disminuir la estigmatización del repitente. “La repitencia en ocasiones es una alarma o síntoma en respuesta a problemas en el sistema escolar, a problemas emocionales o a dificultades a nivel familiar, por lo que aludir a que el repitente tiene dificultades de aprendizaje, déficit intelectual, flojera, rebeldía, etc., es una mirada reduccionista que puede afectar la autoestima del niño”, indica la psicóloga. Por esto sugiere “no atribuir la repitencia a características negativas del niño y valorarlo como ser integral y único que está en desarrollo y evolución”

De hecho, explica que puede que un joven tenga bajo rendimiento en determinadas áreas por ser muy distraído en clases. “Sus distracciones se pueden deber principalmente a conflictos entre sus padres que se separaron recientemente, por ejemplo. Si el joven finalmente es caracterizado como ‘malo para las matemáticas’, el mismo se desmotivará, disminuyendo su autoestima y quedará estigmatizado sin que se haya percibido realmente lo que le sucedía. Es por esto que los problemas académicos y las repitencias, en particular, muchas veces son solo señales de un problema mayor y más profundo, el cual queda invisibilizado”, advierte.

Por lo mismo, Guila Sosman llama a estar alertas a las señales. “La repitencia puede tener como efecto el desgano, tristeza, rabia, baja de autoestima, expectativas negativas hacia el futuro, rechazo del colegio y profesores, deserción escolar, entre otros. Asimismo, puede generar en la familia el reprocharse y culpabilizarse unos a otros, lo que no ayuda como el valorar en conjunto el proceso de aprendizaje del hijo”, indica.

También es importante considerar que la repitencia implica la vivencia de sentimientos de pérdida y de duelo, que se relacionan a distintas áreas. “En primer lugar, la perdida de la propia imagen y autoestima, ya que el niño puede tener un sentimiento negativo hacia sí mismo, de ineficacia en la resolución de sus problemas o puede dudar de su capacidad intelectual y de su capacidad aprendizaje. Otra perdida puede ser el grupo de pares, ya que sus compañeros continuarán avanzando de curso y el repitente no, por lo que tendrá que conformar un nuevo grupo de amigos, además de superar la posible discriminación o estigmatización por su repitencia al interior del colegio”, comenta.

En este mismo punto, agrega que también puede haber un duelo respecto del año académico estudiado, que el niño puede sentir como perdido, aunque no necesariamente es así.

Para ayudar a que los niños consideren la repitencia como una oportunidad y no un fracaso, la especialista de la U. del Pacífico indica que si bien esta situación es compleja e indeseada, especialmente en niños mayores y adolescentes debe ser planteada como la posibilidad de enfrentar un desafío por segunda vez, pero con un proceso de aprendizaje ya vivido. “Para ello es fundamental que tanto en niño como la familia puedan comprender las distintas causas de la repitencia, enfocándose no sólo en los factores externos como el colegio o los docentes, sino que también en los factores internos, es decir, observándose a sí mismos, tanto la familia como el estudiante. Luego de esto se podrá buscar soluciones para que la repitencia sea un evento significativo de aprendizaje y madurez”, señala.

“Para esto a veces será necesario recurrir a ayuda profesional, tanto pedagógica como psicológica, lo cual puede constituir, junto con el compromiso de familia y el colegio, en un círculo de apoyo importante”, concluye Sosman.