Cómo lidiar con la angustia de sus niños en el Jardín Infantil

28 Febrero 2011

Nuevo ambiente se convierte en segundo núcleo de socialización con pares y adultos, con quienes tiene que compartir dejando de ser el centro de atención y cariño.

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Con el inicio del año escolar, los llantos, trastornos del sueño y miedos pueden apoderarse de los más pequeños de la casa, quienes nunca se han separado de sus padres, y que deben partir una fase desconocida para ellos.
El ingreso de los niños al jardín infantil es un momento que los pone a prueba y que para algunos puede ser doloroso. Si bien algunos pequeños se adaptan con facilidad, otros se demoran días, semanas y hasta meses, ya que cada niño es diferente y enfrentan de distinta manera lo más difícil de este proceso.
Denisse Velásquez Barrenechea, directora de Educación Parvularia de la Universidad Andrés Bello, comenta que la inmersión en un nuevo ambiente pasa a ser su segundo núcleo de socialización después de la familia, con un grupo amplio de pares y adultos con quienes tiene que compartir, dejando de ser el centro de atención y cariño. En este sentido es necesario, hacerlos sentir seguros y acompañados para apropiarse de este nuevo espacio.
“Los padres deben apoyar y preparar a sus hijos para comenzar este proceso, visitando el jardín con anterioridad para familiarizarse con el ambiente y motivándolo con los juegos, actividades y materiales que utilizará a diario, con los amigos que tendrá y todo lo agradable relacionado con esta nueva etapa”.
Sin embargo, precisa que tiene mucha más significancia en los niños ver a sus padres seguros, contentos y confiados de la decisión tomada. Los niños perciben sus dudas y temores, por eso se les debe transmitir seguridad, sin dejarse contagiar por la angustia o sentimientos de culpa. Los beneficios de alternar el hogar y el jardín infantil son invaluables.
Darse tiempo para conocer
Es necesario que durante este período los padres pasen tiempo y momentos de intimidad con ellos, evidenciando que su inicio en el jardín no implica falta de cariño y tiempo para él. En tanto, las educadoras de párvulos deben apoyar a los menores conversando de manera amistosa con los papás, mostrándole a los niños plena confianza mutua entre padres y educadores, quienes deberían tomarse el tiempo necesario para conocerse.
Sin embargo, la educadora explica que hay que considerar que la familia también se encuentra en un proceso de adaptación, por ello se les debe comprender y brindar las orientaciones y sugerencias que requieran para aliviar sus temores, aprehensiones y apoyarlos en conductas que favorezcan el período de adaptación. Además de contar con el pleno conocimiento de los hábitos de los niños, sus juegos favoritos de modo de hacer más afable su ingreso a esta etapa.