Daniel Zamudio ¿Cuant@s más?

Daniel Zamudio ¿Cuant@s más?

15 Abril 2012
A mediados de los 80, la feroz agresión homofóbica sufrida por Mónica Briones en pleno centro de Santiago, le costó también la vida, motivó a que varias jóvenes formaran con enorme valentía, la Colectiva lésbico-feminista Ayuquelén. Por Eliana Largo, antropóloga feminista.
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Finalmente murió Daniel Zamudio, tres semanas después de haber sido brutalmente golpeado y torturado por cuatro jóvenes como él, por ser homosexual. ¿Qué lleva a que iniciado el siglo XXI esto siga siendo posible? Ha habido muchos Daniel Zamudio en nuestra historia. El gran actor y director de teatro Andrés Pérez, homosexual, representó magistralmente dimensiones de esta realidad en su obra La Huida, en 2001, en unas antiguas bodegas estatales que rescató del deterioro para un proyecto cultural, y que luego le quitaron. (Hoy Centro Cultural Matucana 100, que debiera llevar su nombre).

A mediados de los 80, la feroz agresión homofóbica sufrida por Mónica Briones en pleno centro de Santiago, le costó también la vida, lo que motivó a que varias jóvenes que la conocían y que ya se reunían a reflexionar sobre lesbianismo, formaran de manera ejemplificadora y con enorme valentía, en plena dictadura militar, la Colectiva lésbico-feminista Ayuquelén ("la alegría de ser", en mapudungun): lo ocurrido no debía repetirse ni quedar en la impunidad, tenían derecho a vivir una sexualidad distinta a la socialmente aceptada.

Lo de Daniel Zamudio tiene hoy un impacto y repercusión medial y ciudadana que no habíamos visto, lo que indicaría mayor conciencia de derechos. En parte debido al trabajo de organizaciones como el Movilh (Movimiento de Integración y Liberación Homosexual) formado en 1991, y desde antes, al trabajo sistemático de feministas organizadas desde los 70 y 80, que instalaron el concepto género como una de las categorías que permiten analizar y comprender el entramado de desigualdades sociales más allá de la clase como único eje principal validado por izquierdas y derechas. El orden de género es estructural, no solo cultural: base y andamiaje de la sociedad patriarcal cuya división sexual del trabajo e instituciones preservan esta arquitectura naturalizada. Es en la familia donde se aprende tempranamente a convivir con la desigualdad como un dato del paisaje.

Quien editorializó el 23 de marzo en el diario La Tercera ("Brutal agresión física contra joven") tendría que reflexionar más a fondo acerca de lo que escribe y considerar que la gente no es tonta (puede que se tontifique por daño, miedo o cálculo personal). Es lo que escribí en una carta que no sé si publicarán (editada/cortada), quise saber qué decía este diario. De tal hecho atroz señala que es "un llamado de atención respecto de los grados de violencia que parecen estar instalándose en el país..." (el subrayado es mío), como si antes no los hubiese habido. Y da ejemplos (violencia en los estadios, encapuchados, "violencia intrafamiliar", bullying). ¿Por qué no se pregunta qué lleva no solo a unos grupos sino a una sociedad entera a ser intolerante, violenta? Seguimos viviendo realidades históricas inexcusables relacionadas con injusticia social, desigualdades de género y discriminación por orientación sexual, sustrato para la existencia de la violencia "nazi" y de una sociedad que cada vez más habla de derechos pero que en general permite que ocurra todo aquello. No dice que está sin aprobar una ley antidiscriminación que lleva años en el Congreso. Y que no ha sido ratificado el Protocolo Facultativo de la Cedaw. Y que no hace tanto tiempo en el país se mataba, desaparecía, torturaba y exiliaba desde el Estado a quienes un sector de la población consideraba "enemigos". Los unos y los otros. Los buenos y los malos. Chile no es un campo de flores bordado ni Santiago tiene un cielo azul salvo momentos. Es lo que escribí sobre esa nota editorial.