El futuro: La construcción de una nueva razón pública

El futuro: La construcción de una nueva razón pública

27 Abril 2021
Lo que aparece como telón de fondo a este planteamiento general, es el problema de la verdad, y la emisión de juicios sin tener un filtro epistémico riguroso porque lamentablemente existe la posibilidad que se construyan verdades oficiales evidentemente falsas.
Diego Montoya >
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Los medios de comunicación tienen como objetivo central informar lo nuevo atrayendo con la mayor celeridad la atención de su audiencia, no necesariamente apoyándose en fuentes confiables de información.

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Es más, las nuevas informaciones en muy pocos casos pasan un filtro epistémico riguroso, porque el tiempo que permanece en la opinión pública es tan limitado que no se puede medir su impacto, a no ser que se cuantifique su tendencia conceptual o la cantidad de comentarios que posee en una red social determinada. Sin embargo, el problema de la veracidad de la información se vincula con el problema de la libertad de expresión, vale decir si una información no está lo suficientemente fundamentada es muy probable que no deba ser entregada porque podría afectar a un grupo de personas con información alejada de la realidad.

En este sentido, la pregunta que nos podríamos realizar es: ¿Qué debe ser primero, la veracidad de la información o la libertad de publicación de una información? Podríamos decir que por norma general lo primero debe ser condición necesaria de lo segundo, es decir, para publicar una determinada información primero se debe pasar el filtro de la veracidad. No obstante, ¿Quién determina con un 100% de certeza que una información es tal como se dice que es?, ¿Por qué una fuente de información es menos fiable que otra, si se supone que las dos, tienen como principio general justificar una determinada cuestión?

Lo que aparece como telón de fondo a este planteamiento general, es el problema de la verdad, y la emisión de juicios sin tener un filtro epistémico riguroso porque lamentablemente existe la posibilidad que se construyan verdades oficiales evidentemente falsas. Si lo anterior, lo llevamos a otro tipo de esferas de la realidad, podríamos socavar una serie de verdades que se han construido con el único afán de mantener una sociedad de papel alejada de las fuentes primarias de información, impidiendo la emisión de juicios verídicos, en pro de la conservación en la población de un control sin fundamento.  

Frente a esto, lo que sería oportuno relevar no es la superioridad epistémica de un grupo de sujetos por sobre otros, extrayendo como conclusión apresurada, que unos si manejan la verdad y los otros, necesariamente la falsedad. Sino más bien, instalar en el debate, ¿Cuáles podrían ser los criterios básicos para que exista un dialogo razonable en el que todos sujetos que deseen participar tengan la posibilidad de aspirar a un mínimo epistémico?

Pensemos, por ejemplo, en la posibilidad que un adherente de José Antonio Kast dialogue con un adherente de Daniel Jadue, o que un pinochetista acérrimo dialogue con un allendista dogmático. La pregunta de fondo, sería: ¿Es posible que actores que comparten visiones totalmente opuesta sobre verdad puedan coexistir en un plano democrático? O ¿Es imposible? porque la intolerancia y la dualidad verdad/falsedad es el principio rector de las posturas más recalcitrantes del debate público.

Agreguemos a esto, lo que se mencionaba al comienzo de este escrito, no es la prensa, ¿la culpable de instalar verdades en la población que no tienen ningún correlato con la realidad? Si nos ajustamos a nuestra historia reciente, parece que todos los elementos históricos presentes en el país, nos otorgan una fuerte inclinación a la segunda alternativa, a saber, la imposibilidad del debate público es la mejor respuesta a los tiempos de incertidumbre.

Por tanto, cuando en Chile se asume que vivimos una crisis de legitimidad en distintas áreas de nuestra sociedad, perfectamente podría decirse que es una crisis frente a la manipulación de la verdad. Si es así, el problema al que nos vamos a enfrentar en los próximos años, es la construcción de una nueva razón pública, que como dijimos debe respetar un mínimo epistémico que nos permita encontrar la pesquisa de una nueva verdad compartida por todos.

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