Halloween y los niños: Aprender del miedo para crecer

29 Octubre 2014

La celebración de Halloween presenta la oportunidad de enseñar a nuestros hijos cómo manejar sus miedos y también a desarrollar la empatía. Académica de la U. del Pacífico entrega consejos para conseguirlo.

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Pese a su origen celta y a que originalmente era una celebración del mundo anglosajón, la fiesta de Halloween ya está incorporada entre las festividades de los chilenos. El miedo, tema central de esta fecha, es una de las emociones básicas del ser humano y una de las más complejas de manejar, por lo que la conmemoración de este día puede ser una buena oportunidad para enseñar a los niños cómo reconocer y expresarlo. 

La coordinadora académica de la escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Verónica Navarrete, explica que si bien el miedo es una emoción no deseada, “es una reacción natural y adaptativa que está en la base de la sobrevivencia de la especie. Si no sintiéramos miedo, podríamos tener conductas arriesgadas que atenten contra la salud y la integridad psicoemocional del individuo. Por lo tanto, Halloween puede ser un espacio de ensayo que le permita a los niños ser precavidos en situaciones que exigen mayor cuidado y alerta”. 

Navarrete explica que el miedo se desarrolla en los niños, generalmente, entre los tres y seis años y es vivido desde un pensamiento que todavía es incapaz de separar lo real de lo imaginario, “por lo que los miedos muchas veces no tienen relación con lo que ocurre en la realidad, sino más bien con su pensamiento mágico que confunde realidad y fantasía. Los miedos están dentro de sí, no afuera, y es desde ahí que hay que ayudarlos a enfrentarlos”. 

Es por eso que la psicóloga recomienda:

1.     Explicar a los niños que el miedo es una de las tantas emociones que tenemos y que debemos aprender a diferenciarla y desarrollar la capacidad de expresarla.

2.     La respuesta al miedo es diferente en cada persona y depende de la interpretación que cada uno haga de los hechos. En este sentido, es importante cómo los adultos les enseñamos a vivir el miedo, por lo que si el mundo que rodea al niño es  percibido por sus padres como inseguro, peligroso y lleno de amenazas, el menor  tendrá altas probabilidades de desarrollar muchos miedos frente a situaciones cotidianas. 

3.     En Halloween nos gusta asustar y asustarnos, protegidos en el juego del miedo, por lo que es importante traspasar el mensaje de que nada malo va a pasar.

4.     Es fundamental recalcar que en el proceso de divertirse asustando o asustándose, es primordial el respeto por el otro: mi diversión tiene el límite de donde empieza el límite del otro. Estas fiestas sirven para trabajar y desarrollar con los niños la empatía; debo darme cuenta de que lo que a mí me gusta y me entretiene debe tomar en cuenta el efecto que genera en el otro, que vivimos en una comunidad donde debemos respetar y cuidar a todos sus miembros.

5.     Finalmente, hay que poner atención a la hora de disfrazar a niños muy pequeños, porque para que disfruten de disfrazarse, deben tener cierta claridad sobre su propia identidad. Para muchos niños, el disfraz es parte de un juego simbólico que les permite ser otro, experimentar diversos papeles y sentirse bien. Para otros niños, los disfraces aparecen como amenazantes, incluso aquellos que no tienen relación con temáticas de horror, como los payasos o princesas, lo que puede tener relación con perderse a sí mismos, quién es él y cuál el disfraz.

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Foto: Halloween / Flickr CC johncohen