Cuando un grupo de agentes de preservación de la vida salvaje en Estados Unidos quisieron realizar unos exámenes a 4 polluelos de halcones peregrinos, que viven en la torre del campanario de la Universidad de Toledo, en Ohio sufrieron la furia de mama y papa halcones.

Los expertos debieron correr y realizar de la manera más rápida posible los exámenes mientras los padres atacaban con vuelos en picada a los funcionarios, los cuales debieron usar escudos de madera para protegerse.

Una clara muestra del instinto de protección de sus crías de esta especia, protegida por ley en Estados Unidos.

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