Imaginemos la siguiente situación: “Marcela, Educadora de Párvulos, recién egresada de la universidad, se encuentra en la sala con sus treinta niños, ella después de la hora de colación los envía al baño, envía a las niñas en una primera instancia.
En eso; Natalia, una niña de las muchas, que se destaca por ser muy dependiente del cuidado de la educadora, le pide a la tía Marcela que le limpie sus genitales luego de haber orinado. Es en esa instancia cuando Marcela se da cuenta de un par de moretones en la entre pierna de la pequeña; Marcela los mira con detenimiento sin alarmar a la pequeña ni a las demás. Marcela se preguntó… ¿Qué haré?, Al perecer fue abusada sexualmente.
Marcela tuvo mil ideas, pero en realidad no se decidió por ninguna y guardo silencio ante lo que vio.
Es claro que en el caso mencionado - quizás la falta de experiencia o dominio del tema - llevó a actuar de esa manera a Marcela, o tal vez como a muchos profesionales de la educación les puede suceder, por lo general se debe al MIEDO, el vil miedo que puede hacer titubear en distintas situaciones de la vida, como el dudar en aquella situación como le paso a Marcela, quien no supo que hacer ante el posible abuso sexual de la pequeña Natalia, el cual debería haber sido investigado y denunciado inmediatamente.
Se puede pensar, que claramente tras un abuso sexual, solo queda por denunciar y llevar a juicio el acto cometido por el agresor, pero, ¿Qué sería mejor para la sociedad? ¿Como prevenir el abuso sexual? ¿Cómo se puede lograr? ¿De qué cuidarnos?, son preguntas como estas las que como profesionales no deberíamos ignorar, es por eso que mediante este ensayo las daré a conocer, tras un estudio sobre este mismo tema.
El concepto “abuso sexual” esta descrito como la explotación de un niño o niña, que claramente por su edad no entiende el verdadero trasfondo de el contacto físico al cual es sometido, por lo tanto el pequeño no pone resistencia al agresor.
Como es característico del abuso sexual, este podría adquirir diversas formas; este podría ser ejecutado con cariños, exhibicionismo, sexo oral, Sodomía, penetración e incluso pornografía. Pensar en estos actos cometidos contra un menor en realidad es inconcebible, más bien cabe preguntarse que tienen en la cabeza los autores de estos delitos. No dejaré pasar esta pregunta, y durante el transcurso del tema, la daré a conocer.
Me gustaría dar a conocer algunos mitos que pueden existir acerca del abuso sexual y la realidad de estos, es así, como se aclaran muchos puntos que a veces son causa de confusión y a lo que mencioné anteriormente como el miedo.
Es un mito que el abuso sexual, es un incidente aislado, ya que en un 90%, de las causas denunciadas, el menor es víctima una y otra vez del mismo agresor, ya que le “relación” se mantiene en secreto (por lo general).
Es un mito que las agresiones sean efectuadas en lugares deshabitados como plazas o sitios eriazos. Sino mas bien todo lo contrario, es sabido que con mayor frecuencia estos ocurren en el llamado “ambiente familiar” o de “amistades”.
Y de manera similar y alterna, un mito común es el del creer que el agresor sería una persona desconocida; al contrario de esto y siguiendo la idea anterior, los niños conocen a su agresor, en una gran mayoría, el agresor podría ser un vecino, un conocido, un amigo, familiar o incluso su padre.
¿Cuál sería el perfil de este agresor?
Pensamos en una cadena, la cual nunca tiene fin. Algo así como, ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Con respecto al agresor sería algo similar ya que se trataría de adultos “Abusados que abusan”, tal como lo dice la frase, se puede asegurar que su entorno familiar fue muy “singular”, rodeado de violencia y abusos, por lo tanto es la respuesta mas simple para el actuar de estos adultos, que en si, fueron niños abusados y hoy son adultos trastornados.
Después de saber cómo comienza el abuso sexual; puedo dirigir mi atención plenamente a la prevención de este.
Podríamos, como padres o maestros, comenzar con los tema claves y que nos sirven como enlace, cuestionando lo siguiente: ¿De donde venimos?, ¿cuál es nuestro origen?, hablando de educación sexual y cuerpo humano.
Podemos enseñarles a nuestros pequeños con el ejercicio de las “cosquillas” un ejemplo muy simple, pero efectivo.
Mencionarles que existen limites, al compartir su cuerpo, que entiendan que ellos son personitas que tienen derecho, y aún mas a decir si o no. A decir “si quiero compartir junto a ti o no lo quiero hacer”.
Maestros o padres, ¿cual sería nuestra labor? Son muchas las tareas que podríamos hacer, son muchas las actitudes que deberíamos tomar para prevenir y para saber actuar en una situación así.
Hay diversas estrategias para tratar el tema o maneras como abordarlo, además actitudes las cuales deberíamos tomar en cuenta como lo son las siguientes, que a mí parecer son de real importancia para nuestro actuar como profesionales de la educación o padres:
Escúchelo: lo más prudente sería que el menor le cuente lo que sucedió en total privacidad y sintiendo confianza por usted, aconséjele al niño(a) que le explique lo sucedido con sus propias palabras, de esa manera usted tendrá la oportunidad además, de avaluar el conocimiento que tiene el pequeño acerca de su cuerpo y anatomía. Una estrategia apropiada podría ser mostrarle fotografías del cuerpo humano (apropiadas para la edad del menor), o podría utilizar muñecos en el caso que sea necesario.
Creale: es tan simple como creer lo que el menor le está contando, no poner en duda lo dicho, ni agobiar con preguntas con lo sucedido, ya que esto podría causar una retracción del menor, terminando, por lo tanto, en que no le dirá nada. Debemos demostrarle seguridad por parte nuestra, mostrarle nuestro apoyo y confianza.
Sea comprensivo: no sería bueno, el tratar de identificar al individuo agresor, esto puede confundir más al niño(a), o simplemente no estará dispuesto a decirlo, ya sea por diversos motivos. No acosemos al pequeño con preguntas ni supuestos.
Denuncie la agresión: lo mas sabio que podría hacer usted como educador(a) o padre (madre), sería el denunciar el delito que se ha cometido contra este pequeñito que usted tanto aprecia, la denuncia debe ser efectuada ante Carabineros de Chile, la comisaría que usted tenga mas cercana. Ellos tomaran cartas en el asunto y sabrán resolver el problema de la mejor forma posible. Así se evitarán nuevos delitos de abuso sexual dentro del establecimiento, familia afectada o la vecindad donde vive el menor.
Ayúdelo: lo más probable es que si el menor sufrió de algunas lesiones físicas, éstas desaparecerán, pero las lesionas a nivel emocional demorarán en terminar. Es por esto que usted tiene la responsabilidad de recuperar el equilibrio emocional del menor, con su ayuda diaria se puede lograr esto. Muestre confianza para con el, hacerlo sentir seguro de hablar abiertamente con usted, responder sus inquietudes sobre cualquier tema relacionado con lo ocurrido pero ser cauteloso y discreto al conversar del tema, para así evitar a los “curiosos” y evitar preguntas indebidas.
Mediante el SENAME (Servicio Nacional de Menores) usted también puede asistir de manera preventiva o denuncia, o llamar al fono denuncia- ayuda de esta respectiva institución:
www.sename.cl
800-730800 AYUDA - DENUNCIA
Foto/ jlmaral [6]