¡Obedezca las instrucciones del Auge!

Hace algunos días, mi querida hermana sufría de fuertes dolores de estómago, le sugerí a su hija que la lleváramos al hospital, ya que nada de lo que habitualmente ingería para estos dolores le daba efecto. Rápidamente saqué mi auto y las pasé a buscar, para dirigimos al Hospital de Talca.
Llegamos rápidamente a la posta de Urgencias. Lleno como siempre, de heridos, accidentados, infartados etc., y ese olor que siempre me descompone el estómago, les dije, ingresen y esperen Uds. yo me pasearé mientras tanto, por otras dependencias. Me asomaba, cada cierto tiempo para ver como iba la cosa, de pronto mi sobrina, me dice, "Me aconsejaron que la llevara al SAPU de la Florida" ¿y qué dijiste? le pregunté, ¡Que no! contestó muy molesta ya, porque pasaban los minutos y veía que su madre, seguía con fuertes dolores, ella, ( porfiada) quería que la atendieran en este lugar.
Como no sé, ni estaba informada, pensé… estará reclamando por algo legítimo. Pero pasaban los minutos, ya casi una hora de espera, la volví a llamar y le dije, mejor vamos a una farmacia y quizás algún químico farmacéutico te recomiende algo y ya veremos...si sigue igual, la llevamos a la clínica más tarde...el calor a esa hora, era insoportable, cada personaje que pasaba en camilla me iba poniendo los pelos de punta.
Optamos finalmente, después de más de una hora de espera, por irnos a la farmacia más cercana del centro. Entramos y le explicamos al químico lo que pasaba con mi hermana. Mi sobrina se sonrió, cuando éste le recomendó lo mismo que horas antes ella le había suministrado a su madre, gotitas de Biadril. No muchas gracias y salimos directo al SAPU del Consultorio de la Florida. Entretanto mi hermana se moría de dolor.
Llegamos rápidamente, no había nadie, un lugar sencillo, limpio, fresco, sin ruidos y una doctora, esperando pacientemente que le llegara "un paciente". La revisó, minuciosamente, con toda la calma y tiempo que se necesita, fue muy cordial y cálida. Le dijo es solo su colon inflamado así que la inyectó, le dio otros medicamentos, una dieta y que volviera en la semana.
El joven del mesón, además de estar haciendo lo mejor que se puede hacer, mientras la gente no usa este servicio, esperando con una filosofía oriental, leía un buen libro. Se despidió de nosotros con amabilidad y como diciendo "Este el Auge pos Señora y no creen que atendemos hasta las 12 de la noche".