Ciudadanía 2.0

30 Noviembre 1999
Las características del mundo actual han abierto nuevos espacios y formas de participación. Cómo revolucionará esto a la forma de relacionarnos, está aún por verse.
Marcelo Aliaga >
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Hace algunos días hablaba en mi blog acerca de la política 2.0 y de cómo nuestros representantes no se sintonizan con la ciudadanía. Pero, ¿cuál es la ciudadanía con la que tienen que sintonizarse? El desafío para los políticos 2.0 será entender cómo funciona y cuáles son los anhelos de la Ciudadanía 2.0 y la ciudadanía digital en general.



En la actualidad –generalizaré en el Maule- existe reticencia a participar de organizaciones, independiente de los diversos fines que persigan éstas. La reticencia es explicable de varias formas, por mencionar algunas puedo pensar en el peso del “trauma” y con ello el temor a participar de organizaciones que a la larga puedan influir de manera negativa en su futuro familiar, laboral, etc., también el ritmo de vida agitado y las condiciones laborales hacen que los tiempos libres se dediquen a círculos más cercanos como la familia y amigos en vez de ceder ese tiempo a la comunidad (a pesar del beneficio directo que implique el cambio dentro de la comunidad).



Todo ello sumado a un amplio descontento –al comienzo- y a la indiferencia –después- en relación a cualquier tipo de representatividad o ente organizador, el creciente individualismo y desconfianza, hacen que las murallas de los hogares den la sensación de seguridad que fuera de ellas no se tiene. O no se cree tener, para decidirse a participar.



Este peso actual es el que debemos de revertir, pero para ello necesitamos primero estar concientes de que como ciudadanos no estamos cumpliendo con nuestra parte del trato. Convengamos que en democracia el acto de votar no es el único que importa, ciertamente el más relevante, pero no lo suficiente como para tener una democracia sólida, activa y representativa. Es cosa de escuchar a algún abuelo con la nostalgia con la que hablan de las clásicas fiestas de la primavera o fiestas de la vendimia, y notar el nivel al que llegaba la comunidad utilizando los espacios disponibles para participar (o por último se creaban ellos mismos los espacios). Espacios que escasamente son utilizados, como decía anteriormente, por miedo, desgano, individualismo o simple desinterés.



Qué nos depara el futuro



Como integrantes de la comunidad y teniendo en cuenta el vertiginoso ritmo que está tomando la tecnología y el mundo en general, creo que el futuro va por el mundo de los bits. La educación y digitalización de la educación está haciendo que día a día más gente se suba al carro de los bits. Por cierto, la cantidad de analfabetos digitales a nivel nacional sigue siendo altísima, pero a no olvidar que las estadísticas muestran que la población chilena está teniendo cada día más viejos. Y es en ese segmento donde hay mayor cantidad de analfabetos digitales. Los estudiantes desde la enseñanza media están egresando con conocimientos acerca de internet y digitalmente alfabetizados, por lo que el problema quedaría no desde el lado educativo, sino que de la masificación del acceso a la tecnología. Esos ciudadanos, digitalmente alfabetizados, ciudadanos digitales, formando redes sociales entre ellos, harán que surja un nuevo referente dentro de la comunidad: la ciudadanía 2.0. Aquella ciudadanía que utilizando la web 2.0 o la tecnología en general para agruparse, asociarse y conseguir fines comunitarios o individuales hagan cambiar la concepción actual de comunidad y quite los limites actuales de organización en comunidades: transporte, movilidad y otros.



¿Cuánto tiempo falta para que esto suceda? Según yo es cuestión de masificar la tecnología y la simpleza de su uso para comenzar a formar redes sociales como las que ya se comienzan a generar en la zona, a través de los blogs, periodismo participativo y diversas iniciativas enfocadas a utilizar lo que ya está disponible y de forma gratuita.



Y tú, ¿te subes al carro de la tecnología?