Los cruzados obtuvieron un más que merecido triunfo en San Carlos de Apoquindo. El ajustado 2-1 que indica el marcador, no refleja para nada lo que fue el trámite del partido, ya que si buscamos una figura en este encuentro, ésta es sin duda Carlos San Martín, portero de Everton. Atajó cuanta pelota le llegó, sacó un par de tiros limpios de Núñez, un mano a mano con Panchito Arrué, estuvo seguro en los tiros de distancia y cuando se vio sobrepasado la pelota dio en el palo. El marcador pudo ser más abultado.
En los primeros 15 minutos de partido, se pudo ver a una Católica que salió a presionar, lo que dio como resultado un partido trabado y de pocas ocasiones de gol, ninguno de los dos equipos parecía tener las ideas claras. Como consecuencia el partido comenzó a transformarse en un eterno letargo hasta que llegó lo inesperado, un regalito por parte del arbitro Osses para el cuadro viñamarino: un penal inexistente que transformó en gol el talentoso volante Cristián Uribe. Se podía sentir la impotencia en la parcialidad cruzada. Había que ganar sí o sí.
Este gol despertó a la UC, la que salió con todo en busca del empate, pero las soberbias atajadas de San Martín hacían presagiar otro amargo atardecer en San Carlos de Apoquindo.
No obstante, en el segundo tiempo el cuadro adiestrado por Pellicer saldría con otra cara, otro ritmo, otras ganas. Podría decir que es uno de los mejores 45 minutos que le he visto a Católica este año. A pesar de que la pelota no quería entrar se podía ver mayor intención por parte del equipo, las ocasiones se estaban dando. En el minuto 60 San Martín vuelve a ahogar el grito de gol de los cruzados cuando de forma extraordinaria desvió un potente disparo de Núñez. Fabbro minutos más tarde tendría una nueva oportunidad para empatar, pero lamentablemente su tiro pegó en el palo. Todo hacía recordar la racha negativa de la UC jugando de local.
El conjunto estudiantil no se rendía. Es aquí cuando Fabbro comienza a tomar la batuta cruzada y mostró por qué lleva la 10 en la espalda. Luego de un corner ejecutado por Arrué, la pelota es desviada por Marco Estrada, defensa ruletero, convirtiéndose en autogol y en la igualdad para Católica lo que devolvía las esperanzas.
Católica siguió batallando, pero la pelota no quería entrar, todo hacia pensar que terminaría en un empate injusto y con gusto a poco. Pero al fin, sí, ¡al fin pudimos celebrar! Minuto 87, dispara Arrué, la pelota se desvía en un defensa de Everton… ¡Goooool de Católica! ¡Tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe! Ahora sí podemos celebrar tres puntos que nos sirven como inyección anímica para lo que resta de campeonato. El equipo se esta reencontrando, si se sigue así podemos lograr la hazaña de campeonar.