José Fuentes es padre de familia. Tiene a sus dos hijos menores estudiando en escuelas públicas y aunque le gustaría cambiarlos no puede porque no le alcanza para ponerlos en otro establecimiento.
Es que José es taxista y su señora trabaja esporádicamente como asesora del hogar.
La verdad es que ayer mañana, José como de costumbre había cargado su vehículo con bencina antes de salir a trabajar. Le puso lo mismo que siempre 10 mil pesos, pero lo que no sabía era que la bencina bajaba hoy.
“Pucha amigo me podría haber dicho antes que bajaba esta cuestión…no tenía idea como trabajo hasta tarde no alcanzo a ver las noticias”.
En todo caso, José no fue el único sorprendido con la baja de los combustibles “doce pesos por litro, ¿en serio no me está agarrando pal’ (sic) fideo? Esa si que es una buena noticia”.
Lo acompaño en su recorrido habitual. Me subo cerca de la Alameda de Curicó. Él va con destino al sector El Boldo de Curicó. La carrera sale 750 pesos y los litros de bencina gastados son 2 y medios. En conclusión, pérdida.
“O sea hay días que con el tema de la bencina salgo ras ras (sic) Si usted no se hubiera subido pierdo los 700 pesos, porque yo no le puedo cobrar eso al cliente”
José es uno de los muchos conductores que no puede organizar bien sus ingresos para poder cumplir con los gastos. El punto no es desorganización, por el contrario, el problema es la constante alza de los combustibles.
“Amigo, lo que pasa es que una semana suben a la otra bajan un peso, pero a la que siguen suben 10 entonces así no hay bolsillo que aguante”
Me bajé del taxi en las puertas del Estadio La Granja y me devolví a la oficina caminando y ordenando un par de ideas.
En mi mente estaba la pregunta ¿quién se hace cargo de esta problemática?