Este tiempo en el cual hemos transitado por muchos cambios a nivel planetario, social, sanitario, político, relacional y sobre todo personal, nos ha traído cuestionamientos. Nos preguntamos ¿Qué quiero de mi vida? ¿Estoy dispuesta a seguir igual o me lanzo a lo que mi espíritu realmente desea vivir?

Personalmente creo que es un buen tiempo de Ser lo que siempre has soñado ser, pero ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo dar ese salto de fe que te lleva más allá de la incertidumbre y te conecta con un mundo de posibilidades que ni siquiera imaginabas? Quisiera compartirte un poco de mi viaje, que me ha llevado a vivir mi sueño personal: un buen vivir, de manera más humana y en tribu.

Hace un año una sensación de opresión en mi pecho me gritaba, me invitaba a que dejara todo y que me fuera al campo. No era fácil ya que soy parte de una familia con 3 hijos, mi compañero se encontraba recién egresado de la Universidad y no tenía trabajo. Obviamente estaba endeudado hasta el tuétano, mi opción fue arriesgarnos y vender todo lo que teníamos e irnos al campo a vivir el sueño de una vida simple y respetuosa de los ciclos de la naturaleza, sin ninguna experiencia y sin más recursos que las ganas…

Viendo un montón de videos motivacionales y de familias sustentables en distintos lugares del mundo, nada hacía presagiar todo lo que vendría. Todo este cambio movió mis raíces personales, cuestionó lo que deseaba en mi vida, coherencia. Aparecieren los quiebres y una pandemia que hoy vivo con mis 3 niños en el paraíso del campo con un tremendo sueño que a veces se transforma en una abrumadora pesadilla, y ahí recuerdo todas las herramientas que he adquirido en el camino y que hoy debo sacar como mi caja de tesoros para estos momentos de profunda transformación, de las cuales deseo desde mi corazón, útero y consciencia compartir a través de estas líneas.

Hoy la Revolución es personal para dar paso a una transformación planetaria de reparación a lo nocivo que hemos sido como especie, depredadora de ecosistemas y de la propia vida, como si el sentido común lo hubiésemos extraviado en algún lugar y hoy nos pide ser recuperado con urgencia.

Los saberes están en nuestros ritmos, en los ciclos de nuestro cuerpo, en las sensaciones, en la naturaleza y sus ciclos planetarios, esa danza rítmica que nos lleva siempre a transitar la vida y la muerte… Aprovechemos la oportunidad de hoy ser invierno, desnudar nuestros sentires, ser verdad, mirar nuestras heridas y limpiarlas con amor, ser compasivos con nuestros procesos e historias.

Hoy tenemos una nueva visión de quiénes somos que antes no sabíamos, llenémonos de amor propio aunque cueste un poquito, seamos humildes para dar y recibir, dejemos de romantizar la injusticia y accionemos hacia una cultura de paz y regeneración, hoy nos toca y es nuestra responsabilidad.

Somos la generación que decide por el bien común y por el buen vivir.