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"Resistiendo, venceremos”: Odiseas del fin del mundo

23 Julio 2020

Les contaré sobre hombres científicos y aventureros en épocas doradas de la exploración antártica, quienes tuvieron que vivir en situaciones de aislamiento no solo geográfico y con muchas más dificultades que las actuales. 

Alfredo Soto >
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Un tercio de la población humana se encuentra confinada en sus hogares y muchas personas están entendiendo desde lo doméstico, en sus hogares, con sus familias, con provisiones, etc. cómo reaccionamos ante estas indicaciones que debemos cumplir por razones sanitarias para cuidarnos y cuidar a los demás ante la presencia de esta pandemia mundial.

Claro está que nos encontramos frente a una serie de limitaciones así como también ante la adversidad para reunir factores positivos y de conveniencia que nos permitan subsanar las dificultades propias de este aislamiento social. Mi línea editorial alusiva siempre a los ambientes antárticos y subantárticos, me lleva a mencionar que existen una serie de hechos históricos de cómo Hombres científicos y aventureros en épocas doradas de la exploración antártica, tuvieron que vivir en situaciones de aislamiento no solo geográfico y con muchas más dificultades que las actuales y que sobrepasaban los límites de la cordura, la tolerancia y la capacidad de asumir modos de vida en total confinamiento.

Tales acontecimientos y por nombrar algunos de ellos fue la expedición Belga de Gerlache, quienes fueron los primeros que pasaron un invierno en la antártica y que les obligó a adecuarse a las condiciones adversas no solo del aislamiento sino que a soportar la falta de luz durante 3 o 4 meses, además de las bajas temperaturas.

Otra una extraordinaria odisea fue la de la expedición que coloca a Argentina en los albores propios de sus inicios y participación por el conocimiento polar antártico como lo fue en el rescate de la expedición Sueca de Otto Nordensjkold y en la que justamente participó un oficial de la armada Argentina, que incluso sin saber el idioma se mantuvo estoico viviendo en precarias condiciones en una cabaña pequeña y con la incertidumbre de rescate alguno.

Otra de las gloriosas, fue la expedición del renombrado, extraordinario y legendario explorador polar, Sir Ernest Shakleton y su tripulación, quienes pasaron terribles meses a la intemperie de la Isla Elefante. En total fueron 20 meses los que estuvieron tratando de salir de las garras del hielo que en principio truncó su intención de cruzar por primera vez la antártica a pie. Su barco, el “Endurance” quedó atrapado en los hielos del Mar de Weddell y es ahí cuando comienza toda una gesta de heroísmo, valentía, tolerancia y soporte en lo físico y mental.

Este líder nunca se dejó abatir, ni a él ni a sus hombres y eso fue gracias a su carácter, su personalidad y su manera de tomar decisiones asertivas, las que le permitieron salir airoso de tal condición. “Resistiendo, Venceremos” es el lema del escudo de armas de la familia Shakleton, y que refiere a ciertas cualidades que el explorador antártico consideraba necesarias para ser parte de la expedición. Ya que no solo requería que sus hombres tuvieran fortaleza física, manejaran técnicas y amplios conocimientos para el éxito de sus campañas, y como si hubiese previsto el futuro, en el momento de seleccionar a sus compañeros había una condición que él tomó como indicador perfecto para definir a quiénes serían parte de una expedición con altas exigencias y con la envergadura de ésta. Esa característica era nada más y nada menos que detectar en ellos optimismo.

Shakleton, requería de personas que tuvieran la convicción siempre serena y optimista que ante cualquiera de las dificultades propias que les presentaría el continente blanco, saldrían adelante. Una persona optimista, siempre sabrá que vencerá ante la incertidumbre y la adversidad. Pero junto a esta virtud del optimismo, también se hace necesaria la tolerancia, la persistencia y la paciencia, lo que podemos reafirmar con el refrán que ésta es “la madre de todas las ciencias”.

Respirar profundo y que nuestra fuente principal sea el optimismo, quizás podría aplacar las sensaciones que nos genera el contexto actual, cuando cosas mínimas nos alteran. Un buen ejercicio sería pensar en los náufragos del continente blanco, tomar sus valores para enfrentar y ganarle al enemigo de nuestros tiempos: un virus, el que sigilosamente también llegó al fin del mundo.

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