¿Por qué hay tanto racismo y clasismo en Chile?: Acerca de la inclusión y la mala educación

¿Por qué hay tanto racismo y clasismo en Chile?: Acerca de la inclusión y la mala educación

06 Octubre 2020

¿Que nos diferencia de países como Bolivia, Perú o Paraguay donde las comunidades indígenas son valoradas y respetadas (al menos mucho más que acá) y que incluso cuando se movilizan por temas sociales pueden paralizar a un país?

Hans Spuler >
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¿Por qué no se perpetuó una mala imagen de los colonos que llegaron desde Europa? La mayoría era gente indeseable en sus países, sin educación ni calificaciones, pero aun así se les dieron tierras (quitadas a ya sabemos quiénes) y recursos para asentarse.

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La palabra clave para entender esto es Educación. Tanto en el sentido cívico, de valores y como el método de enseñanza que actualmente rige en el sistema chileno. Simplemente no les estamos enseñando a nuestros niños a respetar a los pueblos originarios con los cuales convivimos. Para respetar debemos aprender acerca de su cultura. Para enseñar cultura necesitamos profesionales que sean parte de esa cultura. ¿Cuál es el porcentaje de profesores de ascendencia indígena en Chile? ¿Cuál es el porcentaje de legisladores de etnias en el congreso? ¿Cuántas personas autóctonas ostentan cargos de poder? ¿Cuál es el tipo de educación que se les brinda desde su infancia? Veamos el universo de alumnos indígenas en colegios “emblemáticos” o más importantes del país. Claramente hay un sesgo muy grande al momento de incluir a estos niños y eso repercute directamente en la clase de rol que jugarán dentro de la sociedad en el futuro, cayendo en una espiral de exclusión que se perpetua generación tras generación.

El problema de base es, como indicamos antes, que no se puede enseñar verdadera cultura indígena si no tenemos un contingente de educadores que vengan de ese mismo núcleo. Para cambiar el paradigma de visión que se tiene de, por ejemplo, los Mapuche debemos dejar de perpetuar la imagen totalmente sensacionalista que nos entregan la mayoría de los medios establecidos, muchas veces con intereses políticos y económicos de por medio. La gran mayoría de las personas consumen información sin siquiera parar un segundo a pensar o analizar por sí mismos. En el mundo digital actual la información es instantánea y de fácil acceso, pero a su vez eso trae consigo un relajo al momento de filtrar y analizar los verdaderos datos y hechos. ¿Qué es lo que se nos “vende” en los medios acerca de ellos? Terroristas, flojos, incultos, violentos, etc. ¿Por qué no se perpetuó esa mala imagen de los colonos que llegaron desde Europa? La mayoría era gente indeseable en sus países, sin educación ni calificaciones, pero aun así se les dieron tierras (quitadas a ya sabemos quiénes) y recursos para asentarse.

Se nos enseña de la mal llamada “pacificación de la Araucanía”, luego la colonización, luego de las reducciones, luego de los beneficios que les dieron a los Mapuche. Como si todo hubiera sido un continuo avance y evolución en las relaciones de éstos con el Estado.

Si no enseñas Historia adecuadamente corres el riesgo de mostrar solo las consecuencias, pero no los hechos concretos que la provocaron, solo verás los efectos, pero no las causas. Y tal vez alguien podría decir, estúpidamente, que todo esto del racismo y discriminación contra los indígenas es cuento viejo, cosas del pasado, los tiempos han cambiado y somos todos mejores personas en una mejor sociedad… pero no, hace más de dos meses se produjeron serios incidentes en las ciudades de Curacautín, Collipulli, Victoria y Traiguén. Donde grupos de civiles armados y organizados (con la complacencia de Carabineros) atacaron a Mapuches que se tomaron municipalidades dentro del marco de sus demandas (si la forma fue equivocada, es tema aparte). Y no contentos con quebrantar el Estado de Derecho bajo una consigna de “justicia” propia que no les correspondía bajo ninguna excusa, además sacaron a relucir todo el racismo y resentimiento que mucha gente lleva enquistada en su interior y que lamentablemente es algo más usual de lo que querríamos en la región de la Araucanía. Dentro de sus repudiables acciones se escucharon cánticos llenos de odio (“el que no salta es Mapuche”), quemaron incluso el Chemamull, símbolo ancestral de su cultura, que nada tiene que ver con cualquier tipo de conflicto o diferencias que estos grupos podrían tener con ellos.

Lo más increíble es que esto pasa en Chile. Una nación que nace del mestizaje. Donde la gran mayoría de los habitantes tenemos algún pariente indígena (aunque no lo sepamos). Donde incluso personas con apellidos europeos son de tez morena y pelo negro (como el que escribe esto)

Racista es una palabra fuerte. Que te llamen racista es aún más fuerte. Es una palabra condenada por todos de manera casi universal pero que en la práctica es solo eso, una palabra. Gente que es abiertamente racista pero que cuando se les enrostra esa etiqueta se sienten ofendidos y lo niegan alegando incredulidad absoluta. Signo de lo normalizado que está esto lo podemos ver en la crianza de nuestros niños. Desde chicos se les enseña a discriminar, tal vez no abiertamente, pero si constantemente. Por eso volvemos al tema inicial. El racismo se combate con educación.

Pero ¿cómo hacerlo si el sistema educativo, los textos, las mallas curriculares, las autoridades, ignoran casi por completo esta problemática? Tal vez si se incluyeran docentes originarios especialistas, que pudieran, por ejemplo, trabajar en sus regiones incluyendo temáticas específicas como cultura Aimara o idioma Quechua en el norte, esta falencia podría empezar a ser remediada. Fomentando de paso la descentralización (cultural, económica, social, etc) e impulsando el sentido de pertenencia con su entorno.

Perpetuar una historia sesgada e incompleta es el mayor error que podemos cometer, las generaciones futuras no tienen por qué cargar con nuestros errores ni los del pasado. Si tanto les importan los niños, entonces déjalos aprender la diversidad del mundo. Una mente cerrada es una mente que jamás alcanzará su máximo potencial. Y esto no tiene que ver con vetustos conceptos de moralidad y “buenas costumbres” impuestas por personas que vivieron un siglo atrás.

Es una frase cliché, pero, los niños son nuestro futuro, ¿no te gustaría que ese futuro fuese el mejor posible? Para todos, no sólo para unos pocos privilegiados. Porque adivinen qué: La Historia no se ha terminado. Se está escribiendo en este instante y se seguirá escribiendo mañana. La Historia es importante, si se enseña bien permitirá mejorar el mundo, pero si no lo haces, te dirá que no hay nada más que mejorar ya que lo establecido en piedra es la verdad absoluta. Y los absolutos nunca nos llevaron a ningún buen puerto. Entre menos sepamos de Historia, más fácil es estar del lado incorrecto de la misma.