Rangers se fue al carajo

Rangers se fue al carajo

01 Octubre 2018

No solo el norte perdió el rojinegro, perdió el respeto, la mística, el compromiso, la voluntad, el trabajo y la identidad, derrota en la cancha y en las tribunas del Fiscal.

Juan José Alfaro >
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El presente de Rangers no responde al notorio declive futbolístico de los jugadores piducanos, sino más bien a una cadena de hechos que permitió que dichos futbolistas vistan nuestra camiseta sin una pequeña gota de mérito para ello, es el fracaso rotundo de la política institucional de un club que agoniza en ideas, que se mira el ombligo en una poesía melancólica de explicaciones, pero que no atiende las causas, que no son otras que una nula planificación en merced de objetivos mezquinos, para un club de la historia de Rangers.

La llegada a la propiedad del club por parte de Felipe Muñoz, sembró una esperanza, que con el correr de los meses no ha evidenciado cambio alguno, por el contrario, ha intensificado el derrotero de los últimos años, un Rangers acostumbrado a la mediocridad, a la división de ascenso, sin aspiración, sin inspiración.

CLUBES DE FÚTBOL

Los clubes de fútbol se construyen a partir del discurso futbolístico, y no desde la verborrea que intenta disfrazar el fracaso deportivo, la más larga estadía de Rangers en el ascenso se explica entre otras cosas por la falta de rigurosidad al elegir sucesivos cuerpos técnicos, que han sido incapaces de representar la cultura piducana, endosándoles a jugadores sin la suficiente jerarquía la responsabilidad de expresar una idea que no han terminado de entender, y menos de aplicar.

Mucho se hablará de que los cambios demandan tiempo, si bien puede ser cierto, al menos debe haber un cúmulo de elementos que abriguen cierto grado de certeza, pero nada de ello se puede apreciar hoy en Rangers, un plantel subyugado a la complacencia, al relajo, a la falta de rebeldía, al esfuerzo inoperante, a la mediocridad como resultado.

CAUSAS

No hay que buscar causas exógenas que expliquen el mal momento del piducano, estas radican única y exclusivamente en la carencia de una institucionalidad potente, donde el profesionalismo tenga más protagonismo que la pasión, donde exista innovación, un modo, el respeto al ADN del más famoso representante de la ciudad.

Lo que se dibuja en la cancha suele ser una expresión de lo que se planifica en las oficinas, y es allí donde no se perciben las bases de este nuevo Rangers, que más allá del cambio de titularidad de la propiedad, nada notorio ha cambiado, sumergidos en las mieles del “paso a paso”, del todo a su tiempo, del riesgo acotado.

La derrota de ayer frente a Barnechea no fue más que la ratificación de lo expuesto más arriba, repetir lo mismo para conseguir resultados distintos. Decenas de centros enviados al área rival uno a uno fueron despejados por la visita, casi una ironía, una repetición del fracaso, un fracaso que ya tiene una extensión de casi cinco años, sin nadie dispuesto a remediarlo.