Rangers vive un infierno en Talca [FOTOS]

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24 Septiembre 2018

No hay caso con el rojinegro de local, otra vez sopa, otra vez una derrota merecida, un elenco piducano que no encuentra una fisonomía, en un 2018 para el olvido.

Juan José Alfaro >
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El camino al infierno está plagado de buenas intenciones... ése parece ser el "sino" de la presente campaña del rojinegro. Un equipo que pretendía hacer del Fiscal un reducto inexpugnable y, al contrario de lo prometido, Rangers es muy vulnerable. Una versión triste de un plantel que pretendía dar alegría: un equipo que no se crea ocasiones de gol, un equipo de mirada cabizbaja.

Ayer se enfrentaba al puntero, Coquimbo Unido, y el oficio del candidato al ascenso se notó: disciplina táctica, dominio del medio terreno y un delantero potente, que aprovecha una ocasión y cobra, como fue el caso de Rodrigo Holgado en los 43', cuando entró en solitario ante la displicencia de la última línea piducana.

El fútbol sin goles es la radiografía de un problema, y Rangers está enfermo; no hay guion, no hay desenlace. Cristián Arán llegó como la solución a una tragedia, pero ella sigue tan viva como antaño, haciendo imposible ilusionarse con el ascenso. A Rangers le falta mística, le falta protagonismo, le falta esa cuota de distinción que inscribe un proceso en la historia y, por ahora, el proyecto del club es fallido.

El mediocampo de Rangers fue un pasadizo, pues no había recuperación, ni menos creación. La visita avanzaba a trazos largos, con un gran despliegue de Mauricio Yedro, claro en la primera salida del equipo. Por su parte los piducanos abusaban de los pelotazos de sus centrales, que raras vez encontraron un receptor.

La notoria baja de rendimiento de Sebastián Céspedes habla muy claro de la dependencia que tenía el juego ofensivo, si el ariete viene en caída. Rangers lo paga caro. Mismo caso de su contraparte Varela, que entró en la misma involución, carente de sorpresa, intrascendente y, si se pretende ganar, por lo menos hay que rematar a portería... ayer ni eso hizo el piducano.

Lo más preocupante de esta debacle de local es la pérdida de confianza que genera en la hinchada, lo que fecha a fecha mengua la cantidad de público en las gradas. Peor aún, priva de sumar a los pequeños hinchas, esos que se enamoran de Rangers con una buena campaña.

Arán tiene mucho por demostrar. Si pretende quedarse en Rangers, no puede ofrecer este tipo de fútbol licuado, sin sustancia, sin identidad. La próxima semana el rojinegro nuevamente jugará de local, ojalá que esta vez no veamos la misma película.

Imágenes: Huawei / Agencia Uno

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