El problema de los “Jaguares de Latinoamérica”: quizás solo éramos gatos

29 Julio 2020

Chile vive momentos de cambios profundos, un despertar que desde octubre de 2019 nos ha obligado a conversar sobre aquellos temas fundamentales que estructuran nuestra cotidianeidad.

Gonzalo Chacón >
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La relación del mercado con nuestras formas de vida, salud mental y aparente libertad han subido al escenario del juicio público vulnerables, solitarias, sin defensores elocuentes capaces de contrarrestar el huracán de emociones tan movilizadoras como la injusticia, la desigualdad y el amor. 

Tanto la milenaria teoría taotista como el pensador contemporaneo Jordan Peterson concuerdan en que la experiencia humana plena se encuentra en el habitar aquella delgada linea entre caos y orden. El orden estructura, entrega límites de movimientos claros y una predictibilidad esencial que nos permite dormir tranquilos sabiendo que mañana saldrá el sol. El caos es lo inesperado, enfrentarse a lo desconocido de forma impredecible (qué ganas de un pan con mantequilla), es creatividad, el posible inicio de un nuevo orden. 

Desde la vuelta a democracia chilena, en los noventa, nos hemos visto en el mejor escenario económico de nuestra historia, con una reducción de la pobreza de un 38,6% a un 7,8%, un crecimiento nacional anual sostenido y el orgullo de ser los “Jaguares de Latinoamérica”. 

Entonces ¿dónde reside el problema? El problema habita y descansa debajo de las interminables planillas de excel que cubren el descontento social, la sensación de desigualdad y evidente inequidad en el acceso a oportunidades. Habita en aquel lugar donde los economistas no logran observar, en aquella peligrosa esquina donde se encuentran la desilusión del presente con las bajas esperanzas de un futuro prometedor. No éramos jaguares, quizás solo éramos gatos. 

Seamos justos. No habitamos el “peor país del mundo”, no podemos desconocer que las condiciones de vida de chilenas y chilenos ha mejorado exponencialmente y hoy, gran parte del pais, puede leer estas palabras en un celular con pantalla tactil, con internet de buena calidad y un café en la mano. 

Aún así queda mucho por avanzar y el caos actual nos entrega la posibilidad de sentarnos a conversar sobre aquellos temas fundamentales que estructuran nuestra cotidianeidad para construir un nuevo orden, desde la mirada crítica de cada idea, cada acto personal, evitando caer en colectivismos sin razonamiento lógico. 

Porque desde el corazón y el alma nacen las batallas pero nuestro intelecto y acciones son los encargados de concretarlas en el mundo de lo manifiesto. Sentémonos a conversar, respetemos al otro y al unísono intentemos crear un mejor orden en pos del bien común.