Hace 15 años atrás, yo salía de cuarto medio en el Liceo Luis Cruz Martínez, más precisamente del Cuarto Medio A. Hace algunas semanas atrás, volví a sus aulas y pasillos, y ese aroma a educación, a estudiantes, maestros y auxiliares, me devolvió a esos años de colegio. Es inevitable preguntarse, que ha pasado desde entonces en Curicó, como las nuevas generaciones han mejorado o no sus aprendizajes, oportunidades y opciones de desarrollo, en una ciudad hermosa y única, pero que lamentablemente oculta la desigualdad, la segregación y el oportunismo de una clase política local, decadente.

Si analizamos los datos recientes del estudio “Evolución de Políticas Públicas Educativas en Curicó: Un Análisis Georreferenciado” de Fundación Maule Scholar, podemos hallar algunos elementos muy interesantes que nos permitirán responder adecuadamente nuestra pregunta original. En primer lugar, se puede destacar que a principios de la década pasada, el ingreso promedio de las familias era de 406.236 pesos, en 2012 fluctuaba entorno a los 630 mil. Cifras muy buenas, podríamos decirlo, pero si vemos el índice de pobreza comunal (IPC) en el mismo período, seguimos con la misma pobreza, e incluso un poco más que antes. Por lo tanto, ¿En qué fallamos?

Fallamos en primer lugar, por que hubo malas decisiones alcaldicias y municipales, fallamos porque nos metieron la idea que progreso implicaba comercio, malls y otros, fallamos por que no hubo preocupación de lo más importante: La Educación. Una “Mala Educación” nos envuelve en Curicó, y en ese sentido, los datos son elocuentes. Si en 2002 el promedio de escolaridad promedio, era de 9,3 años, a principios de 2013, era de 9,8 años, es decir, casi sin variaciones en más de 10 años de estudio, donde la mitad de una generación ha pasado, y ha visto que sus aprendizajes y competencias de desarrollo, están estancadas o en decadencia. Si analizamos las trayectorias del sistema escolar municipal, es decir, como ha sido la evolución de nuestra educación pública local, vemos que mientras en Chile, en Cuarto Básico, los niños subieron 9 ptos en resultados SIMCE en Lenguaje, nuestros niños bajaron 13 ptos, y en Matemática, donde en el país se subió 1 pto en el período, en Curicó se bajaron 3 ptos. Ahora bien, si aún más, hacemos paridad con los resultados que ha tenido el sector Particular Subvencionado considerando el factor socioeconómico, tampoco hallamos mejorías o avances significativos. En resumen, estamos tal cual empezamos hace casi 15 años, estancados, retrocediendo fuertemente, y con una ciudad que está muy segregada y polarizada.

Otros elementos importantes para la reflexión. Hace 14 años, el presupuesto municipal en Educación en Curicó, era de 6 mil millones de pesos; en 2013, es de poco más de 13 mil millones, y los resultados de aprendizaje de nuestros niños y niñas, es un completo fracaso. Si se revisan los Planes Anuales de Desarrollo Educativo Municipal (PADEM) en el período, nos podemos dar cuenta que son esencialmente los mismos, año tras año, sin grandes variaciones. Por lo tanto, uno se pregunta, ¿Dónde estuvieron los concejales y alcaldes para fiscalizar la labor educativa de su administración?, ¿Qué hicieron diputados y senadores, ante esta realidad? Nada, simplemente nada.

Curicó está en una grave crisis social y educativa, donde los que en el año 2000 eran pobres, hoy son más pobres, y los que eran ricos, son más ricos el día de hoy. Si analizamos por georreferenciación los grupos socioeconómicos de los sectores más importantes de la ciudad (Aguas Negras, Colón, Sol de Septiembre, entre otros) podemos observar que las distribuciones de pobreza son las mismas que hace 15 años, y con ello, se evidencia el fracaso de las gestiones municipales en los últimos años en materias socioeconómicas y educativas.

Tenemos la enorme responsabilidad de cambiar las vidas de nuestros ciudadanos, de sus mujeres, hombres, niños y ancianos. Pero mientras no entendamos que para eso, requerimos liderazgos y autoridades competentes, seguirá siendo una quimera en el hermoso valle del Maule.

Carlos Ruz Fuenzalida

Director Fundación Maule Scholar