02 de la madrugada del 25 de febrero del 2009, cuatro sujetos a rostro cubierto ingresan hasta un inmueble en el sector Zapallar Chico de Curicó. Con gran violencia intimidan a los propietarios, para luego de sustraer 400 mil pesos en dinero efectivo, disparar al jefe de hogar  Hugo Correa Cofré de 37 años, quien perdió la vida frente a su mujer y su pequeño hijo.

No conformes con ello los autores roban una camioneta recién comprada por la víctima y se dirigen hacia la casa del hermano de Correa Cofré ubicada a menos de 30 metros. Ahí golpearon a sus moradores y sustrajeron 100 mil pesos en dinero efectivo y diversos electrodomésticos.  Horas más tarde el vehículo sería encontrado completamente quemado.

Una trágica historia que desde el primer minuto fue cuidadosamente monitoriada por la fiscalía, razón por la cual cuando sólo 13 días después, es decir, el 08 de abril se encendieron las alarmas al momento de ser detenido Marcelo del Carmen Valdivia Olivos portando un arma de fuego. Esto fue la pieza clave para que peritajes balísticos, por parte de la PDI, permitieran establecer que era la misma arma utilizada en el homicidio.  Una prueba contundente y clara ya que sólo había quedado como única evidencia la bala extraída del cuerpo de la víctima.

La investigación a cargo del fiscal Miguel Ángel Orellana se concentró entonces en lograr establecer que esa arma había sido utilizada por Valdivia Olivos, algo que se logró acreditar por diversas pruebas de contexto y el testimonio de personas que daban cuenta de la rivalidad que existía entre el fallecido y su victimario.

En juicio oral el fiscal Orellana argumentó que “los antecedentes preliminares nos señalaban algunas sospechas respecto de personas que habían tenido inconvenientes o situaciones pendientes con la víctima. De esos antecedentes se fueron descartando diversas hipótesis, hasta que quedó vigente una de ellas que tendía relación con un compañero de delito que había estado privado de libertad junto a la víctima en el cárcel de Curicó. Ese indicio se fue trabajando por la policía de Investigaciones y luego, Carabineros en un procedimiento que se efectuó 13 días después del hecho, sorprendió al hoy condenado Marcelo Valdivia en poder de un arma con las mismas características, es decir,  una pistola calibre 22 igual que aquella que había sido denunciada en el sitio del suceso y que correspondía al proyectil que se encontraba al interior del fallecido, Todo ello se pudo establecer de manera científica a través de un peritaje balístico y mecánico del arma y el proyectil y bajo ninguna duda se confirmó que se trataba del arma homicida”.

Todos estos antecedentes finalmente lograron el convencimiento del tribunal Oral en lo Penal de Curicó, cuyos magistrados, acogiendo las contundentes pruebas presentadas por la fiscalía, determinaron condenar por el delito de robo con homicidio a Marcelo Valdivia Olivos a una pena de 15 años y un día de presidio mayor en su grado medio sin la posibilidad de optar a ningún tipo de beneficio.

A pesar de no existir una prueba directa que situará al autor en el sitio del suceso, ya que las víctimas no pudieron reconocer a los autores, el trabajo de inteligencia policial y jurídico por parte del ente persecutor potenciando el análisis pericial y las pruebas indiciarias, lograron acreditar la participación de Valdivia en estos hechos.