Dicen que no hay dolor más grande que perder a un hijo. Gabriel Alvial vive con ese dolor desde que la vida de su hijo Bastián comenzó a apagarse tras una leucemía aguda que no fue diagnosticada a tiempo, y que luego derivó en un derrame cerebral. El pequeño tenía solo siete años cuando el 22 de septiembre de este año dejó a sus padres. 

Gabriel quiere que se conozca su historia, a través de un emocionante testimonio describe todos esos días de incertidumbre, de preocupación e impotencia por no saber qué afectaba a su pequeño, tras cuatro diagnósticos erróneos en centros de salud pública y también privada.

"Mi hijo falleció de una leucemia aguda por un diagnóstico erróneo en el transcurso de 20 días en los cuales visitamos médico tras médico y en la última ocasión, ya harto de que me dieran diagnósticos, y mi hijo siguiera con cuadros de fiebre alta esporádicamente, exigí los exámenes, los que diagnosticaron una posible leucemia..."

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