Hace dos semanas, la talquina Paula Díaz (19) se hizo conocida por su condición que la tiene postrada y tullida, con un diagnóstico todavía incierto y dolores insoportables que la llevaron a suplicarle a la presidenta Michelle Bachelet que se le realizara eutanasia.

La misma joven realizó ayer su primera comunión, por iniciativa de las hermanas del Hogar Madre del Buen Consejo de la Fundación Las Rosas.

La ceremonia se llevó a cabo en el patio de la casa de la joven, y fue presidida por el sacerdote Carlos Campos. Allí, Paula compartió con familiares y amigos. “Se la vio llena de alegría, olvidó sus dolores por mucho rato. Hacía tanto tiempo que ella no se sentía así, vi su carita radiante”, aseguró María Cecilia Ahumada, al Diario El Centro.

“Todas las personas llevamos una cruz, llevamos nuestro sufrimiento de diferente manera, lo importante es hacia dónde lo enfoco, hacia dónde lo quiero llevar y también ver algo trascendental”, declaró la hermana Ana López García, directora del hogar. La religiosa sostuvo que se oponen a la práctica de la eutanasia, y que están dispuestas a darle todo el apoyo espiritual que puedan a la joven para disuadirla de esa idea. “Yo confío en que mientras el dolor vaya desapareciendo, esa idea (la eutanasia) de su mente y de su corazón también va a ir desapareciendo”, aseguró al mismo medio.

Por su parte, la madre de Paula hizo un llamado público respecto a la consideración de la eutanasia en el caso de su hija, “uno ve comentarios maliciosos y eso hace daño, eso lastima porque nadie sabe lo difícil que es, que tu hija está pidiendo algo tan terrible y estar en la incertidumbre de si apoyarla o no apoyarla sea lo correcto”.

El caso de la joven talquina remeció a la opinión pública y reabrió el debate por la eutanasia en nuestro país. Actualmente existe un proyecto de ley al respecto que está estancado en el congreso desde 2015, y que el diputado liberal Vlado Mirosevic anunció que iba a reimpulsar a partir de marzo.