La destrucción de las regiones extremas

La destrucción de las regiones extremas

17 Diciembre 2012

Durante la campaña presidencial se anunció una especial preocupación por las regiones en un futuro gobierno, sin embargo, lo realizado hasta ahora difiere mucho de esa afirmación.

Andrés Gillmore... >
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Por Andrés Gillmore, secretario y vocero de la corporación Costa Carrera-Aysén Cuenca del Baker.

El actual gobierno ha defraudado enormemente a la ciudadanía, pero especialmente a las de regiones extremas, porque no ha sabido responder a los fundamentos con los cuales sustentó su campaña presidencial. Discurso en ese entonces con bombos y platillos, que las metas del gobierno en caso de ser elegido, serian mejorar la calidad de vida de todos los chilenos y especialmente la de las regiones aisladas, para que pudiésemos vivir en un medio ambiente limpio y libre de contaminación. Que entregaría a las regiones soberanía, implementando los gobiernos regionales, para que ellos mismos pudiesen tomar sus propias decisiones, de acuerdo con su realidad y en proyección con su cultura y forma de hacer. Cuidando los recursos naturales y proyectándolos en el tiempo. Entendiendo que son un bien finito, que son de todos y no solo de algunos.

Lo que hemos visto en realidad en estos tres años de gobierno, es todo lo contrario a lo que prometieron. La hoja de ruta hasta ahora ha caminado por la vereda contraria y literalmente se han tomado las regiones aisladas para permitir proyectos de desarrollo, que no cuentan con los mínimos estándares de calidad para llevarse a cabo, traicionando totalmente el discurso de la campaña. Estoy hablando de Magallanes, Aysén y Atacama. Precisamente las regiones aisladas que han recibido un vil trato por el gobierno y no han dudado en pasar a llevar a sus habitantes por los intereses de las transnacionales.

No podemos olvidar que gran parte del concepto negativo que tenían los gobiernos de la concertación, fue precisamente la falta de una estrategia adecuada de desarrollo en regiones extremas y la falta de una estrategia energética a largo plazo que sea sustentable y con altura de mira. Que permitió entre otras cosas el arribo de proyectos como HidroAysén, Isla Riesco y las Termo Eléctricas en la región de Atacama, que han transformado a esta región del norte en un basural.

Mucho del electorado que votó por el Presidente Piñera no era de derecha y se basó precisamente en ese fundamento de cambio que prometió para darle el apoyo y permitirles llegar a La Moneda. En Aysén la Alianza por Chile con ese discurso, logró la no despreciable cifra del 64 % de los votos, por habitantes esperanzados en que la llegada del Presidente Piñera, seria el cambio real a una administración menos centralista, con más sentido común. Nada de eso sucedió y lamentablemente fue más de lo mismo, incluso peor y la palabra traición llego a nuestro vocabulario.

Se habla mucho del crecimiento que hemos tenido en los últimos años. Muchos analistas sobre todo los de gobierno, discursan que es algo positivo y necesario. Aduciendo que gracias a ese crecimiento se han podido crear más de 800 mil puestos de trabajo. Los grandes empresarios para justificar su falta de ética y de moral y la necesidad de obtener ganancias a como de lugar, exigen la necesidad imperativa de crecer, sin importar cómo se logre ese crecimiento. Ahí radica el gran desbalance y el problema en su esencia de la realidad que vivimos actualmente. Estamos creciendo a niveles insospechados de hasta un 6.5 % anual, pero sin ninguna base de sustentación. Gran parte de ese crecimiento solo ha sido posible por la reconstrucción del 27 F, que ha entregado muchos empleos de emergencia y obras de reconstrucción a empresas de construcción que antes no las tendrían. Por eso los actuales niveles de crecimiento responden a las necesidades del momento, pero no representa una realidad muy certera para analizar el crecimiento, donde los números suelen confundir y son usados ideológicamente como justificación y crecer no significa desarrollo.

Lo ocurrido la semana pasada con la decisión del consejo de Ministros de seguir adelante con el proyecto energético de Punta Alcalde en el Valle de Huasco, en la región de Calama, fue literalmente la crónica de una muerte anunciada. Sabíamos que a pesar de que en Junio pasado la Comisión de Evaluación Ambiental de Atacama rechazo la intención, porque que no cumplía con las exigencias impuestas por la Seremi de Salud de la región, el consejo de Ministros de igual manera no tendría la capacidad de decidir como Estado soberano y menos de hacer enojar a las transnacionales. No dudo en desestimar el informe de la Seremi de Salud y aprobó finalmente la intención y puso de manifiesto que el actuar del Consejo no es de fiar y no responde a una lógica de país.

El consejo de Ministros en Chile a diferencia de otros países y de ahí la gran contradicción actual en como opera actualmente, tiene sus funciones y objetivo principal,  ser una herramienta de análisis de sustentabilidad ambiental. Por eso mismo el consejo es presidido por el Ministro(a) de Medio Ambiente, que tiene como función, proponerle al Presidente de la Republica estrategias para el uso y el aprovechamiento de los recursos renovables en forma sustentable e incorporarlos en la elaboración de políticas y procesos de planificación estratégica que sean sustentables.

El Consejo tiene como deber pronunciarse sobre los diferentes mecanismos y lograr implementar la participación ciudadana en las declaraciones de impacto ambiental. Todo esto está regido bajo el artículo 26 de la Ley 19.300 de bases generales del medio ambiente.