La relevancia del hogar: el espacio que habitamos

01 Julio 2020

Actualmente estamos gran parte del día dentro de las casas, lo que supone un espacio seguro y cómodo, nuestro refugio. Sin embargo, no todas las personas cuentan con eso y ahí es donde la arquitectura juega un papel principal en el mejoramiento de la calidad de vida.

Mariela Moya >
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Hoy nos vemos obligados a reencontrarnos con el espacio que habitamos, nuestros muebles, muros, esa lampara rota, ese muro con la pintura descascarada, que al llegar de noche ni siquiera notábamos y hoy se ha transformado en nuestra nueva obsesión diaria.

Ha sido muy complejo entregarnos a la vorágine de vivir encerrados en un espacio reducido y limitado, nuestra casa. ¿Cómo se encuentra este refugio? ¿Cómo podría, este lugar, afectar o condicionar nuestro desempeño, afectividad y desarrollo intelectual?

La realidad de muchos es, que las constructoras deciden como viviremos y no precisamente en base a estudios de la neurociencia y la arquitectura, sino más bien, de la economía, han tomado territorios agrícolas expandiendo las viviendas de forma indiscriminada, sin planificación urbana, un diseño des-humanizado, viviendas de techumbres bajas, iluminación natural deficiente, aislación térmica insuficiente, con materiales de cuarta categoría, colores beige y sin diferenciación visual de los espacios.

Se nos ha condicionado a vivir en espacios que limitan nuestra creatividad y desarrollo intelectual y psicoemocional, ignorando el poder de las ventanas, los colores, la biofilia y la relación directa con nuestro entorno, en un mercado inmobiliario que no presenta opciones, sino más bien un modelo que se réplica sobre un territorio sin contexto ni norte.

En el año 1950 Jonas Salk trabajaba en la cura de la Polio, en un laboratorio ubicado en un sótano, como su progreso era de desarrollo lento decidió viajar a Italia a un monasterio con bellos patios interiores y jardines, y fue en este entorno donde descubre la cura para la polio, desde entonces Salk aseguró que la Arquitectura facilitó su inspiración y resolución del problema, dando por cierto que la arquitectura tiene influencias sobre la mente, la creatividad y su desarrollo.

La investigación formal del desarrollo de los humanos respecto de su entorno comenzó en los años 50, precisamente por la investigación del diseño de hospitales y psiquiátricos ya que éstos afectaban el avance y comportamiento de sus pacientes. Ahora, se diseñan residencias para ancianos con demencias, donde la arquitectura del edificio es parte del tratamiento, esto gracias al desarrollo de la neurociencia y su alianza con los estudios del entorno y la arquitectura.

Nuestro cerebro, responde a estímulos y sus conexiones se acrecientan en la medida que los estímulos se van presentando, un color, un aroma, una textura, pueden evocar rápidamente un viaje; un recuerdo, un sentimiento, de esta misma forma el cerebro reconoce los espacios y condicionan nuestro aprendizaje, humor, sentimientos, etc. Por ejemplo, un espacio alto favorecerá la creatividad, un espacio bajo la concentración, los espacios estrechos y bajos evocan sumisión.

Existen claves para tener espacios felices y humanizados, y en este ámbito la arquitectura juega un rol fundamental en el mejoramiento de la calidad de vida diaria de los seres vivos y condiciona de forma tácita nuestro actuar. Desde la decisión del tipo de material, el color, alturas de las techumbres, iluminación, toda decisión en el diseño traerá una posterior consecuencia en el bienestar de quien habita este espacio. Es importante entender que los cambios en nuestro entorno modifican el cerebro y por lo tanto cambian nuestro comportamiento.