Pluriculturalidad: Un camino para avanzar como sociedad

Pluriculturalidad: Un camino para avanzar como sociedad

03 Septiembre 2020

La interculturalidad, nace de un interés compartido en nuestro continente debido a la diversidad cultural, reflejado en los fenómenos como la inmigración entre los países o a la relación de los distintos estado-nación con los pueblos originarios.

Mauricio Neculmán >
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El reciente galardonado Elicura Chihuailaf, poeta mapuche Premio Nacional de Literatura 2020, invita a la reflexión cuando menciona que “La pluriculturalidad es el camino en un momento tan tremendo que vive el mundo”, por lo que se advierta la necesidad de comprender el concepto, profundizar en él y barajar las posibilidades que se pueda replicar en la conflictuada sociedad chilena.

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La interculturalidad, nace de un interés compartido en nuestro continente debido a la diversidad cultural, reflejado en los fenómenos como la inmigración entre los países o a la relación de los distintos estado-nación con los pueblos originarios, cuyas problemáticas requieren de un análisis específico en estas materias. Este interés compartido, parte de un reconocimiento jurídico y la alternativa de promover relaciones positivas entre distintos grupos culturales, a enfoques violentos como el racismo, la discriminación y la exclusión. En este panorama la pluriculturalidad se erige como el medio y el fin.

Ahora bien, qué se entiende por Pluriculturalidad, y cuáles diferencias podemos encontrar con otros conceptos a priori, como la Interculturalidad y la Multiculturalidad; la catedrática Catherine Walsh, nos entrega definiciones que aportan notablemente a esta discusión, desde su texto “Qué es la interculturalidad y cuál es su significado e importancia en el proceso educativo?”

La multi-, pluri- e interculturalidad, estos 3 conceptos, se refieren a la diversidad cultural; sin embargo, apuntan a distintas maneras de conceptualizar esa diversidad y a desarrollar prácticas relacionadas con la diversidad en la sociedad y sus instituciones sociales.

La multiculturalidad es un término principalmente descriptivo. Típicamente se refiere a la multiplicidad de culturas que existen dentro de un determinado espacio, sea local, regional, nacional o internacional, sin que necesariamente tengan una relación entre ellas. Su uso mayor se da en el contexto de países occidentales como Estados Unidos, donde las minorías nacionales (negros e indígenas) coexisten con varios grupos de inmigrantes, minorías involuntarias como los puertorriqueños y chicanos, y los blancos, todos descendientes de otros países principalmente europeos; o como en Europa donde la inmigración se ha ampliado recientemente.

La pluriculturalidad es el referente más utilizado en América Latina, reflejo de la necesidad de un concepto que represente la particularidad de la región donde pueblos indígenas y pueblos negros han convivido por siglos con blancos-mestizos y donde el mestizaje ha sido parte de la realidad, como también la resistencia cultural y recientemente, la revitalización de las diferencias. Distinto a la multiculturalidad, la pluriculturalidad sugiere una pluralidad histórica y actual, en la cual varias culturas conviven en un espacio territorial y juntas, hacen una totalidad nacional.

Aunque la distinción entre lo multi- y lo pluri- es sutil y mínima, lo importante es que el primero apunta a una colección de culturas singulares con formas de organización social muchas veces yuxtapuestas, mientras que el segundo señala la pluralidad entre y dentro de las culturas mismas.

Es decir, la multiculturalidad normalmente se refiere, en forma descriptiva, a la existencia de distintos grupos culturales que, en la práctica social y política, permanecen separados, divididos y opuestos, mientras que la pluriculturalidad indica una convivencia de culturas en el mismo espacio territorial, aunque sin una profunda interrelación equitativa.

La interculturalidad es distinta, en cuanto se refiere a complejas relaciones, negociaciones e intercambios culturales, y busca desarrollar una interacción entre personas, conocimientos y prácticas culturalmente diferentes; una interacción que reconoce y que parte de las asimetrías sociales, económicas, políticas y de poder y de las condiciones institucionales que limitan la posibilidad que el «otro» pueda ser considerado como sujeto con identidad, diferencia y agencia la capacidad de actuar. No se trata simplemente de reconocer, descubrir o tolerar al otro, o la diferencia en sí, tal como algunas perspectivas basadas en el marco de liberalismo democrático y multicultural lo sugieren.

Abordar el camino de la pluriculturalidad en el seno de un estado-nación como el chileno, hasta ahora asentado como una sociedad homogénea, plantea la necesidad de identificar el doble origen, nacional y étnico, de la pluriculturalidad, de superar la pretendida neutralidad del Estado liberal y reconocer derechos colectivos, aportando soluciones eficaces para encajar el pluralismo moral que la pluriculturalidad trae consigo.

El reconocimiento pleno de la pluriculturalidad exige además, una nueva articulación del Estado, como multinacional y poliétnico, de aceptar las diferencias e integrarlas en marco de derechos y de reconocimiento jurídico. Parece un largo pero necesario camino como alternativa a los sucesos de violencia histórica (despojos, militarización, muertes), no solo con el uso de la fuerza, sino de la invisibilización y apropiación cultural.

En ese sentido, la pluriculturalidad, parece ser el medio y el fin.