¿Qué humanidad queremos ser?

18 Junio 2020

Tiempos extraños y críticos estamos viviendo como individuos, como país, como planeta. El sistema de valores que rige nuestras sociedades apenas se sostiene. El 2020 nos está haciendo un llamado a gritos a hacernos muchas preguntas.

Carla Novak >
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Tiempos extraños y críticos estamos viviendo como individuos, como país, como planeta. El sistema de valores que rige nuestras sociedades apenas se sostiene. Lxs filósofxs vienen preguntándose hace algunas décadas sobre la humanidad y la comunidad. 

Siempre me llama la atención cuando se usa la noción de humanidad como dada por supuesta. "Ser más humanxs" como sinónimo de ser empáticxs, buenxs, consideradxs con un otro. Y ser inhumano tendría que ver con todas las atrocidades que precisamente este mismo humano es capaz de hacer. Los genocidios, los asesinatos, la tortura, la guerra, el abuso policial, la destrucción del planeta y sus habitantes, el racismo, por nombrar algunos ejemplos, serían acciones inhumanas. También se da por supuesto que la humanidad es una categoría en la cual entramos todxs. Una totalización de la experiencia humana, una homogenización de las vidas.

¿Qué es ser humano?

Como todo concepto, el de humano tiene una historia. Es una construcción cultural. La noción de humano que solemos usar es la moderna, un ser dotado de una subjetividad racional, un ser soberano y autónomo que opera bajo una lógica del dominio y de la propiedad. Este sujeto se encarna en el ideal del hombre blanco, heterosexual, propietario. Quienes accedan en mayor grado a este ideal seran más humanos que los que no acceden del todo. Se jerarquizan las vidas: cualquier modo de existencia que no cumplan con estas características tendrá menos valor. Esta lógica es la que constituye los estados modernos.

Sin embargo, vivimos nuestro cotidiano pensando en que todxs somos humanxs por igual. Y las acciones que solemos llamar inhumanas las pensamos como aquellas en las que se atenta contra otrxs humanxs, y si somos un poco más generosxs, podemos llegar a ampliar lo inhumano a atentados contra la vida de los animales o contra la naturaleza.

Pero, lejos de ser acciones inhumanas, esto es lo que hace el humano. Este es el humano del dominio, el que impone su modo de vida sobre otros, el que dice "mi vida vale más que la tuya", el que, totalmente ensordecido, vocifera su discurso jerarquizador.

¿Qué humanidad queremos ser?

Estamos frente a un panorama que podría considerarse bastante apocalíptico: pandemia (las causas y las consecuencias), estallido social chileno, persecución estatal a comunidades mapuche, manifestaciones de las comunidades negras en Estados Unidos, crisis económica, descubrimiento de redes de pedofilia son ejemplos que nos muestran con crudeza un sistema y una humanidad en crisis. Son situaciones de larga data y hoy pareciera que ya no da para más.

Pienso que el 2020 nos está haciendo un llamado a gritos a hacernos muchas preguntas. ¿Volveremos ser lxs mismxs después que pase todo esto? ¿Podemos imaginar ser otra humanidad, otrxs humanxs? ¿En qué medida colaboramos en repetir y perpertuar aquellas lógicas de la dominación? ¿Qué acciones nos quedan para hacer frente al dominio estatal y empresarial? ¿Qué comunidad(es) posible(s) tenemos que armar para que las vidas, humanas y no-humanas, sean posibles en el planeta? 

Como primer paso para intentar abandonar la lógica de dominación, tendríamos que aceptar nuestras diferencias, la diversidad en los modos de vida. Es urgente dejar de totalizar la experiencia y los discursos con tal de pensar una comunidad que albergue y permita las diferentes vidas o la vida de las diferencias, en donde ninguna valga más que la otra. En este sentido, habría que pensar no una gran comunidad homogenizada, como la fracasada comunidad global del capitalismo, sino una red de comunidades, microcomunidades que sean capaces de comunicarse y cooperar entre sí.

¿Es esto posible? No lo sé, pero al menos me gustaría albergar una pequeña esperanza de que este mundo puede ser distinto, aunque sea con pequeños gestos en mis vínculos más cercanos. El ejercicio imaginativo que hagamos cada unx de nosotrxs puede ser una semilla.