El 30 de Octubre de 2008 la Comisión Regional de Medio Ambiente (COREMA) del Maule aprobó por unanimidad el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto Termoeléctrica Los Robles de la empresa AES Gener S.A., que pretende instalar una central termoeléctrica a carbón en el sector Faro Carranza, en el límite de la comuna Constitución con la comuna de Chanco.
Fueron innumerables las objeciones presentadas ante la COREMA del Maule tanto por los servicios estatales como por las organizaciones ciudadanas. En el caso de estas últimas, se hizo notar el hecho “increíble” de no precisar adecuadamente el área de influencia del proyecto, limitándolo prácticamente sólo al lugar de emplazamiento de la central. Lo anterior vicia completamente el estudio y era razón suficiente para que la COREMA lo rechazara de plano, pero no lo hizo. Partiendo de la indefinición del área de influencia sobrevienen todos los demás vicios del proyecto que, finalmente, terminan por minimizar sus efectos reales. No se realizaron estudios serios relativos al impacto que tendría este proyecto en aspectos tan relevantes como la salud de las personas que viven en las localidades cercanas; el efecto en la actividad de las caletas de Loanco y Los Pellines; las consecuencias en los santuarios naturales de la zona, como reservas forestales, humedales, loberías y patrimonio arqueológico; el efecto en la degradación de la agricultura de la zona, caracterizada por productos de exportación de calidad premium, como la frutilla; suma y sigue.
Entre los estudios presentados por la empresa, el que más ha sido rechazado por la ciudadanía y por expertos, es el estudio climático. La empresa sostiene, que en esa zona no existe actividad eólica relevante (fundamental para determinar los efectos de las centrales a carbón), en circunstancias que cualquier persona que conozca el lugar podrá decir que los vientos que corren allí son tremendos; no por simple casualidad allí existe un faro y hay muchas embarcaciones encalladas que se pueden apreciar a simple vista. Además, para coronar el tema, debe saberse que justamente allí, en el mismo predio (Estancia Flora) donde será emplazada la central, existe una torre eólica que funciona perfectamente y que dio origen al premio “Empresario del Año 2008” que otorga la CORFO, esta vez al Sr. Luis Gardeweg, dueño de la Estancia Flora, por su incursión exitosa en las energías renovables, como la eólica. Sin embargo, para AES Gener S.A. allí no corre viento.
La COREMA se limitó sólo a modificar los aspectos técnicos menores y a comprobar que se cumplía con los índices que la norma medioambiental exige. Obviamente, todo esto es intrascendente si partimos de un área de influencia inexistente, difusa o incorrecta. Está claro que los efectos reales del proyecto se minimizan si no consideramos un entorno de influencia razonable.
Si la COREMA cometió una “falta grave” al no rechazar de plano el proyecto, además cometió un “falta imperdonable”, porque no fue capaz de ponderar los aspectos técnicos con los efectos finales de la termoeléctrica sobre la comunidad y el medio ambiente. Y no sólo eso, ha tratado de evitar la responsabilidad que le compete, como lo aclararé en lo que sigue.
Algunos miembros de la COREMA han sostenido que a ellos no les cupo otra cosa que aprobar el proyecto porque cumplía con todas las normas ambientales. En otras palabras, ellos están sosteniendo que, en el fondo, su existencia es irrelevante, ya que sólo les cabe aceptar lo que los diferentes servicios del Estado le informan. ¿Cómo se explica entonces que en otros proyectos en donde los servicios proponían rechazarlos por no cumplir con toda la normativa, la COREMA terminó por aprobarlos? Esto es claramente un doble estándar y demuestra que el Estado de Chile le otorga poderes suficientes a las COREMAS para que tomen decisiones tan relevantes como realizar un dictamen contrario, incluso, a lo propuesto por los servicios estatales con competencia ambiental. De otra manera no se explica que se dispongan 15 funcionarios de alto rango, sólo para visar lo que los servicios proponen. Es obvio que cada servicio ve el problema desde una visión muy particular y acotada, por lo tanto es necesario integrar todo en una visión superior que incluya las interacciones y superposiciones de efectos. Es claro que el espíritu de la ley (que está distante de cumplirse) nos está diciendo que es la COREMA la indicada para este rol integrador, y también para incluir aquellos aspectos que trascienden la esfera técnica y pondere, con una visión de largo plazo, los efectos que tendrá un determinado proyecto en la comunidad, y que debe ser ella la que llegue al convencimiento de que se cumple la ley y de que el titular se ha hecho cargo de los efectos ambientales del proyecto.
Si no se cumple el mandato primordial de la COREMA, se llega a una aberración medioambiental como la que estamos enfrentando, en donde se terminará por sepultar en la contaminación a la ciudad de Constitución y se cercenará el incipiente desarrollo a las comunidades de Chanco, Pelluhue, Curanipe y Empedrado.
¿Cómo es posible entender que 15 funcionarios votaran en forma unánime a favor de un proyecto tan cuestionado como la Termoeléctrica Los Robles? Si realmente hubiera habido un solo voto disidente, ¡sólo un voto!, podríamos pensar que hubo análisis y deliberación responsable. Pero no fue así. Este tipo de unanimidades socava la credibilidad del sistema y las bases de nuestra democracia. ¿Quién decidió realmente que este proyecto debería hacerse a costa, incluso, de la calidad de vida de cientos de miles de personas? En lo personal, me gustaría saberlo.