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Por María José García
Directora Centro de Aprendizaje
Santo Tomás Rancagua

Nuestra actitud frente a la vida dice mucho de lo que somos, es así que la forma en que nos desenvolvemos frente a determinadas situaciones puede ser de vital importancia a la hora de buscar un nuevo empleo. El cuerpo proyecta nuestras sensaciones, sin la necesidad de emitir palabra alguna, y esta es una realidad que muy pocas veces le damos la importancia que requiere. 

El lenguaje no verbal es sumamente crucial, ya que comprende cerca del 93% de lo que queremos decir al resto, (gestos, movimientos, actitud, vestimentas, entre otros), y el otro 7% es lo que expresemos mediante las palabras. En este sentido, es importante destacar que el lenguaje corporal puede ser consciente o inconsciente, pues en todo momento nuestro cuerpo está proyectando sensaciones.

Precisamente es acá, donde nos podemos dar cuenta, de quienes poseen un buen control o uno errado respecto a sus expresiones. Un lenguaje no verbal adecuado será decisivo para el éxito profesional, y en cierto modo sirve como un filtro despiadado entre aquellos alumnos que recién están ingresando al mundo laboral.

Los nuevos profesionales deben competir en un ambiente en el cual ya no solamente son evaluados por tener un buen curriculum, sino que además mediante el manejo de sus habilidades comunicativas. Tener la capacidad de enfrentarse a un determinado público es trascendental en el mundo actual, poder vencer el estrés y la ansiedad es fundamental para lograr cumplir con las expectativas que los nuevos profesionales pueden llegar a tener. Situaciones como las planteadas no sólo ocurren durante la educación superior, sino que también en el mundo laboral y en la vida diaria.

Hoy se le exige a un buen profesional que tenga competencias comunicativas, pues éstas puedan marcar la diferencia entre tener o no un éxito en el ámbito laboral.   De esta manera es importante ir generando instancias para corregir las muletillas y defectos propios que todos tenemos a la hora de dirigirnos a una audiencia, debemos ser capaces de eliminar todo aquello que decaiga la atención del público. 

Como docentes tenemos que ser capaces de fomentar actividades y talleres en los cuales los alumnos desarrollen sus competencias  y desarrollen sus potencialidades relacionadas con la expresión oral. No podemos pretender enviar al mundo laboral constructores civiles o ingenieros que el día de mañana les avergüence expresar sus ideas. 

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