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Bastó que llegara el mes de septiembre para que mi vecino colocara su orgullosa y flamante bandera chilena en la punta del mástil instalado en el techo de su casa, mientras yo lentamente recién iba guardando el ánimo, los regalos y la torta de cumpleaños. Aún faltaban dos semanas completas para las tan esperadas Fiestas Patrias, pero ya se sentía el ánimo endieciochado en el vecindario. Se entiende, en particular este año ha sido duro, extraño, distinto a todos los conocidos por nosotros, y algo de “normalidad” no nos vendría nada de mal.

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Pero Punta Arenas se encuentra en cuarentena, así es que no va ser posible nada de esa acostumbrada “normalidad” por acá, lo que nos obliga a detenernos un poco (más) y quizás cuestionarnos, ¿realmente hay algo que celebrar en estas Fiestas Patrias del 2020? Pareciera que ya no nos encontramos en el mismo Chile que celebraba las fiestas patrias en los años anteriores. Desde octubre del año pasado todo ha ido cambiando, las diferencias se han hecho brutalmente evidentes, las críticas de la ciudadanía se han escuchado fuerte y claro ¡Queremos cambios!

Por mi parte, desde hace varios años ya que me cuestiono la forma y las razones por las cuáles celebramos a nuestro país en estas fechas, principalmente por el desmesurado festejo que termina en miles de accidentes en todo Chile y por tantas cosas que me hacen ruido como, por ejemplo: ¿Por qué aún existe una norma que me obliga a usar o izar la bandera chilena en casa?, ¿Acaso el patriotismo no debería nacer del alma por sentirte uno con tu tierra, por agradecimiento a la vida, a la abundancia y a la prosperidad recibida? Creo que no deberíamos estar obligados a sentirnos chilenos, es algo que se siente o no se siente no más. ¿No creen? Y por lo demás, el sentirse perteneciente a un país está bastante sobrevalorado, con sentirse parte de este mundo es suficiente, ¿no?

Algo que me quema es ¿Por qué se sigue haciendo la parada en honor al Ejército de Chile el 19 de septiembre? Creo que más respeto merecen todos los Bomberos de Chile que hacen un trabajo sacrificado y de forma voluntaria (sin esperar recompensa alguna, poniendo en riesgo sus vidas diariamente), que todo el ejército de Chile que implica una pérdida de miles de millones de todos los chilenos en una guerra que no existe. ¿Cuál es el objeto de ver desfilar todo el “poderío” de Chile?, ¿Contra quién estamos en guerra?, ¿A quiénes debemos demostrar fortaleza? Debo recordar que en el último año el poderío del Ejército Chileno ha sido usado únicamente contra quienes exigimos cambios en las calles y para poner orden durante una pandemia que pudo haber sido manejada sin problemas por instituciones relacionadas a la salud de las personas y no a la guerra.

Es así como este año en particular me hace ruido esto de “celebrar” fiestas patrias, cuando el país en el que vivo no me cuida, me restringe, me obliga, me discrimina, me subyuga e incluso me intenta engañar de distintas e innumerables formas. Entonces surge la duda ¿realmente celebramos y brindamos por el país que nos enorgullece habitar? O ¿Solo celebramos porque necesitamos excusas para reunirnos a tomar y comer las maravillas que nos provee nuestro territorio y así olvidar un rato tanta injusticia y abusos?

Claramente las empanadas, anticuchos, asados por doquier, mote con huesillo, vino y terremotos son los preferidos para sentir algo de agradecimiento por esta tierra que más que nunca nos llama a habitarla, a cuidarla, a usarla, pero desde el amor, el compromiso, el respeto. Porque tal como a nosotros nos vienen abusando hace años, nosotros también hemos hecho lo mismo con nuestro territorio, explotándolo al máximo, contaminándolo y exigiéndole más recursos de lo que realmente necesitamos. Pero este año, muchos no tendrán con qué celebrar, ni tampoco habrá razones para celebrar, otros estaremos encerrados por la cuarentena, quizás a miles de kilómetros de distancia de la familia, sin posibilidades de reunirnos con ella.

Este año es distinto, ya no estaremos acompañados y quizás el estar obligados a celebrar cada uno en casa nos hará meditar mejor sobre cómo queremos seguir en esta tierra que habitamos y quizás el apego especial a esta nación y a cuánto le pertenece cobre un nuevo sentido. Motivándonos a luchar, exigir y demandar cambios, por una Nueva Constitución escrita y redactada con perspectiva de género y reconociendo a Chile como un estado plurinacional. Por nuevos sistemas de salud y de pensiones, por educación y viviendas de calidad, por el respeto a los derechos humanos y de la naturaleza.

¿Y tú? ¿Cómo te visualizas celebrando? ¿Eliges hacerlo este 18 de septiembre como todos los años anteriores? O ¿Prefieres guardarte y celebrar con todo el 25 de octubre? Yo definitivamente elijo cuidarme en estas Fiestas Patrias para celebrar la posibilidad de que juntos escribamos una Nueva Constitución para ¡TODAS Y TODOS LOS CHILENOS!