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Vivimos en un tiempo maravilloso, con el fácil acceso a todo tipo de información, conocimiento, y noticias actualizadas al minuto de lo que ocurre en cualquier lugar del mundo. Sin duda es un sueño hecho realidad de nuestras ancestras y ancestros. Pero como todo lo que existe, esta realidad tiene luz y tiene sombra.

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El constante bombardeo de información y eventos noticiosos del mundo exterior nos desconecta de la comunicación con nuestro mundo interior, con nuestras emociones, sentimientos e incluso con nuestras propias decisiones. Yo misma me he visto sumergida en las redes sociales por mucho más tiempo del planeado, absorbida totalmente por ese eterno flujo que está hecho para mí, que sabe de mis gustos y preferencias, que me ofrece más y más.

A pesar de lo importante que es mantenerse informada sobre lo que está ocurriendo, sobre todo ahora, con tantos movimientos en torno a nuestra salud y bienestar en los planos políticos y legislativos, mucho más importante es mantenernos conectad@s con nosotr@s mism@s, con nuestro interior. Deberíamos usar la misma cantidad de tiempo en observar qué pasa por dentro, qué se está moviendo, qué está naciendo y muriendo dentro de cada un@.

Lo que vemos afuera es reflejo de lo que hay dentro. Una buena y sabia amiga lo ejemplificó con las redes sociales, hay quienes encuentran caos, negatividad, violencia, otros que sólo ven cosas graciosas y absurdas, otros ven manualidades, o medioambiente, o espiritualidad, o política, pero cada quien ha construido su propio mundo virtual a partir de dónde ha puesto su atención, y cada quien tiene un mundo digital único y diferente. Y así como somos creadores de ese mundo digital en las redes sociales, también somos creadores de nuestro mundo interior y del mundo exterior que compartimos.

¿Les gusta lo que ven, lo que sienten, lo que experimentan? Prestemos atención a las noticias e informaciones de nuestro interior. Todas las incomodidades o malestares con los que nos encontramos son señales, avisos, alertas que nos llaman a observar lo que estamos creando. Y el primer lugar para poner atención, observar y hacer cambios es en nuestro interior. El simple hecho de observar nos va a mostrar el camino, nos va a enseñar quién somos, y desde ahí tenemos la posibilidad de corregir o hacer algún cambio.

Observemos nuestra mirada, observemos dónde está nuestra atención, porque donde está nuestra atención está nuestra energía, y donde está nuestra energía está nuestro poder creador. Le damos poder y fuerza a lo que vemos. Si en nuestros pensamientos está constantemente el malestar o la rabia, estamos poniendo energía ahí y creando más de eso para nosotr@s. Pero si hacemos un pequeño cambio y ponemos nuestros pensamientos en la gratitud y la felicidad, más cosas que agradecer y por las que ser feliz llegarán a nuestra mente, y luego a nuestra vida.

Eso no quiere decir que debemos olvidar o invisibilizar lo que nos molesta, hay que observar con atención pero con la intención de buscarle solución, encontrarle el sentido a lo que estamos experimentando, porque no es casual, si nos molesta es por algo, es para algo, para conseguir un aprendizaje, una transformación, para ser mejores cada día.

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