MUJER f. (lat. mulier). Persona del sexo femenino. (Sinón. Hembra) // La que ha llegado a la pubertad. (Sinón. Damisela) // Esposa. (Sinón. Señora)
Esa es básicamente la definición que el diccionario hace de más del 50% de la población mundial y que en Chile corresponde a 7.775.000 habitantes que suman el 52% de la población. Tres palabras hembra, damisela y señora dicen todo lo que se debe saber sobre nosotras.
Pero ¿qué pasa con todas esas otras tantas palabras que más que ser aplicables al concepto de mujer van intrínsecamente relacionadas con lo que está en la esencia de cada una de nosotras?
Veamos, por ejemplo, la palabra madre.
En Chile hay alrededor de 250.000 partos cada año de los cuales únicamente el 19,6% cuenta con la presencia del padre. Se llevan a cabo 780 juicios por paternidad al año. Casi el 30% de los hogares en nuestro país tiene a una mujer sola como jefa de hogar y en el 64% de los casos es la madre la apoderada de los escolares de básica y media, siendo que la población activa femenina es mayor que la masculina.
También podemos ver la palabra trabajadora.
La fuerza laboral chilena está compuesta por 5.465.000 hombres y 5.688.000 mujeres aproximadamente. La tasa de participación femenina es del 34,9% y el desempleo es mayor en las mujeres. Hasta 1995 la remuneración promedio de una mujer tan sólo alcanzaba al 65% de la de un hombre.
Podemos incluir el concepto de ciudadana.
En el Registro Electoral hay 4.208.086 mujeres contra 3.876.390 hombres inscritos. Hasta antes del gobierno de Michelle Bachelet había 28 mujeres en cargos de confianza del Gobierno y 17 mujeres sesionaban en el Congreso Nacional.
Pero también tenemos la palabra víctima.
Más del 50% de las mujeres chilenas sufren de algún tipo de agresión, ya sea física, psicológica o sexual por parte de su pareja y existe una tasa de violación anual de 10 cada 100.000 habitantes.
Es cierto que una mujer reúne en sí misma los conceptos de hembra, damisela y señora, pero, en mi opinión, el diccionario se queda ciertamente corto.