Por: Eugenio Maggio en El Vacanudo

Uno de los grandes problemas de Chile es la falta de trabajo, actualmente los desocupados en nuestro país registraron un incremento de 23,4% es decir (126.870), alcanzando el nivel de los casi 700.000 personas como resultado del aumento de la cesantía y de quienes buscan trabajo por primera vez.
Durante el primer trimestre del presente año el desempleo en Chile se elevó al 9,2%, estimándose que la tasa de desocupación podría llegar al 11 o 12% en los meses de Junio y Julio, porcentaje que elevaría el nivel de cesantía a una 850.000 personas.
¿Cómo solucionar el problema?

De acuerdo con los datos que tiene el Servicio de Impuestos Internos, existen en Chile alrededor de 700.000 empresas formales, es decir, empresas que se encuentran reconocidas como tales por el SII al haber iniciado actividades. Si a estas empresas le agregamos los servicios de la administración pública, incluyendo a las municipalidades, ONG, etc., veremos que el número de empresas aumenta en forma importante.
Mucho se predica acerca de ayudar al hermano que se encuentra caído, vemos que diversos credos religiosos en sus prédicas dominicales resaltan el ayudar al hermano. Pues bien ¿no sería bueno ir del pensamiento a la acción? Todos los domingos vemos como empresarios, grandes, medianos y pequeños concurren a misa para comunicarse con Dios, lo que me parece interesante, pero considero que más que pedir, es dar.

El domingo pasado se celebró en Viña, específicamente en Reñaca la fiesta de San Expedito en donde se reunieron casi 22.000 feligreses, todo agradeciendo los favores concedidos. Pero, ¿alguno se acordó del hermano caído?
Vayamos del pensamiento a la acción.
Si en Chile hay casi 700.000 empresas, más los servicios de la Administración Pública, municipalidades y demases, yo les propongo a cada uno de los empresarios, micros, medianos, macros y servicios de la administración pública que tuviesen la voluntad de contratar a “un cesante”, solamente a uno por cada empresa o servicio público, en los que se encuentren también insertos aquellos que buscan trabajo por primera vez. No importa si comienzan cancelando el salario mínimo, lo importante es poder sacar adelante a ese hombre o mujer que necesita el trabajo para sostener a su familia. Si así fuese, entonces habríamos acabado con la cesantía, fundamentalmente en estos tiempos de crisis.
Que este llamado se transforme en un llamado a la caridad cristiana que tanto se predica y que poco se practica.
Si cada empresario y servicio público ofreciera solamente una vacante, se habrían acabado los cesantes en Chile.